15 años de la muerte de un luchador: Ángel “Patxi” Zamoro

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Ángel Zamoro nació en Badajoz en 1958, junto a su familia se trasladó a Cataluña, huyendo de la miseria y la pobreza con la que un régimen criminal y repugnante obsequiaba a millones de trabajadores, deportándoles hasta las zonas donde se desarrollaba un cierto crecimiento industrial para que sirvieran, como mano de obra barata, a los intereses de los oligarcas y demás clases poderosas.

Ángel era un tipo normal, el típico obrero, hijo de obrero y nieto de obrero, que hacia su vida normal. La vida que se suponia que debía hacer cualquier persona decente, se casó, tuvo una hija y trabajó. Trabajó mucho. Era lo que se dice un hombre de bien, un ciudadano ejemplar.

Pero en el capitalismo los cuentos de hadas no existen, los finales no tienen porqué ser felices, y para la Clase trabajadora jamás hay perdices. Ángel se quedó sin trabajo.

Se trataba de la crisis económica de finales de los setenta, esa que sirvió como excusa a la carroña carrillista para  traicionar a los trabajadores, su enésima traición,  con los pactos de la Moncloa, supuestamente por el propio bien de los proletarios patrios.

Las dificultades para encontrar trabajo, el continuo crecimiento de las deudas, la impotencia que cualquier persona siente al verse incapaz de “tirar palante” a su propia familia, a su propia hija, hicieron que Ángel tomara el camino equivocado, que optara por una salida individual a sus problemas, sin ver que de esa manera la guerra estaba perdida, ya que los trabajadores solamente unidos, organizados, y a través de la ciencia del marxismo leninismo dirigiendo toda la fuerza de sus golpes contra la burguesía y su genocida sistema capitalista, derribándolo y construyendo el Socialismo, sólo así y de ninguna manera más, pueden los trabajadores escapar del hambre y ver crecer a sus familias en plenitud, con la solvencia que da tener todos los recursos que los  millones de proletarios generan a su propia disposición.

Ángel no se organizó con otros trabajadores que como él sufrían la crueldad capitalista, no se instruyó en la ciencia del marxismo leninismo, no supo ver o no encontró la vía revolucionaria para luchar por cambiar el sistema, y optó por una salida individual. Ángel pagó su error muy caro.

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Después de fracasar en el intento de secuestro de un empresario, es detenido por la policía sufriendo  la ley antiterrorista, ya que tanto él como sus compañeros fueron confundidos con un comando de los GRAPO, allí en comisaría pudo comprobar por si mismo lo poco que habían cambiado los métodos policiales en la recién nacida España constitucional con respecto a la época franquista.

Tras su doloroso paso por comisaría entra en prisión donde permanecerá a pulso 19 años. Allí en prisión conocerá de primera mano la cara más repugnante y podrida del Estado Capitalista: continuas humillaciones, abusos de poder, malos tratos físicos y psíquicos, indefensión jurídica, aislamiento social, malnutrición, enfermedades. Eso fue lo que Ángel se encontró durante su estancia en el archipiélago carcelario español hasta su salida en el año 1998.

Ángel fue un ejemplo, de valentía y de dignidad, durante sus años de reclusión adquirió conciencia política y social. Luchó contra las atrocidades que sufrían los presos, protagonizando numerosos motines y otros actos de rebeldía con los que pretendía  llamar la atención de la sociedad sobre la situación en las cárceles, donde los reclusos eran convertidos en pseudociudadanos, no de segunda, sino de tercera o cuarta categoría.

La reacción del Estado Capitalista Español fue brutal, no podían permitir que ninguna oveja se les escapara del redil y mucho menos que esa oveja se convirtiera en pastor y guía de otras, y respondieron con más palizas, más represión y un endurecimiento del régimen penitenciario, los ficheros de internos de especial seguimiento o régimen FIES.

Así mientras a través de todo su entramado ideológico, el Estado introducía en la mente de millones de españoles la idea de que los centros de resocialización soviéticos eran auténticos campos de exterminio donde los disidentes “demócratas” sufrían toda clase de “calamidades” por su lucha por “la justicia social” y “los derechos humanos”, aquí en España ponían en marcha de manera absolutamente ilegal, con nocturnidad y alevosía un régimen penitenciario destinado a anular la personalidad del individuo, a someterlo por todos los medios posibles, un régimen en el que debían permanecer 23 horas encerrados en la celda, solos, con las comunicaciones intervenidas, sin posibilidad de relacionarse con otros presos, saliendo al patio una hora al día en compañía de los carceleros, con un régimen de visitas muy limitado destinado al aislamiento social de la persona, y por supuesto sometidos a la arbitrariedad de los carceleros, con una total y absoluta indefensión jurídica.

Esa fue la respuesta que encontró Ángel por parte del Estado, y esto es lo que se encuentran en la actualidad todos aquellos que luchan por una sociedad mejor, por una sociedad más justa, casos como el Alfon así lo demuestran.

Ángel salió de prisión en el 1998, instalándose en Pamplona y ya rebautizado como Patxi. Allí continuo la lucha contra el archipiélago carcelario español y contra el régimen FIES. A pesar de ser un catalán de origen extremeño, su lucha social en Nafarroa hizo que fuese elegido para ir en las listas electorales de la coalición abertzale Euskal Herritarrok. La muerte le alcanzó en el 2001 tras una larga enfermedad,  sin duda  fruto de su larga estancia en prisión y del trato recibido en ella.

La experiencia de luchadores ejemplares como Ángel nos enseña que cualquier lucha que no contemple la organización de los trabajadores, bajo el mando de su Partido Comunista, y con el objetivo de acabar con el Estado Burgués para construir el Socialismo es una lucha perdida. Sólo con el Socialismo los trabajadores conseguirán una vida digna y las prisiones dejarán de ser centros de exterminio de trabajadores.

 

EN MEMORIA Y HONOR DE LUCHADORES COMO ÁNGEL

HOY MÁS QUE NUNCA,

SOCIALISMO O BARBARIE.




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