La despoblación de Cantabria

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En la actualidad, 82 de los 102 municipios de Cantabria, es decir, alrededor de un 80%, están afectados por la despoblación rural. Y las previsiones no son muy halagüeñas, ya que se estima que en pocos años unos 40 municipios quedarían con menos de 1.000 habitantes. Por ejemplo, los municipios de Tresviso y Pesquera ya cuentan con menos de 100 habitantes cada uno y el 20% de la población cántabra vive en un área que representa el 80% del territorio. Podríamos seguir mostrando estadísticas, pero todo aquel que haya pisado la montaña puede observar aldeas con apenas vida, donde escasean los niños y la mayor parte de sus habitantes son personas de edad avanzada. Y las numerosas cabañas aisladas, antes cobijo de familias ganaderas, se han convertido en chozas abandonadas o en restos en ruinas.

A la acumulación de capitales y de medios de producción que se da dentro del marco del modo de producción capitalista va aparejada la acumulación de proletarios en torno a las grandes urbes, con tal de acrecentar la plusvalía extraída al trabajador, lo cual ha conllevado el progresivo abandono de las zonas rurales de la región.

Lo que se denomina libre mercado, que no es más que la rapaz dictadura del capital en su fase de desarrollo monopolista, hace que recursos vitales en la región como puedan ser la explotación ganadera bovina y ovina acaben pereciendo por la especial incapacidad que muestran especialmente los pequeños propietarios para resistir al gran capital, inserto en la cadena imperialista. No renta a los tiburones financieros el invertir en estas explotaciones porque la plusvalía obtenida en comparación con otros sectores va a ser insignificante; en cambio, sí les compensa comprar extensas tierras para plantar eucaliptos, base de una industria maderera, aunque sea a costa del mayor peligro de incendio, relamiéndose con los jugosos beneficios que le reportará dicha operación.

Tampoco el Estado ni las instituciones autonómicas promueven una revitalización real del campo que vaya más allá de la perversa retórica de sus políticos lacayunos, pues se dedica a cerrar los servicios públicos (sanidad, educación, etc.)  de forma sistemática a medida que el campo se despuebla, contribuyendo al detrimento de la calidad de vida de aquellas personas que aún permanecen en los pueblos.

Asimismo, este fenómeno no se limita sólo a las zonas rurales, puesto que la situación del proletariado urbano tampoco está mejorando.  En los últimos 15 años, un total de 30.000 jóvenes han emigrado de Cantabria por la mal llamada “falta de trabajo”. Siempre se aduce desde los media del capital como causa al “sistema industrial tradicional” revelado como algo desfasado, y que por motivos incognoscibles y ajenos al conocimiento humano es incapaz de reestructurarse. Finalmente, en el imaginario colectivo esta situación termina justificándose con simples esquemas positivistas, basados en el “nacimiento, desarrollo, decadencia y muerte” sin entrar a evaluar las causas subyacentes detrás de este proceso, y mucho menos sin plantear un cambio radical del sistema como solución.

Lo poco que se puede extraer de un análisis muy básico del marxismo es que la reestructuración, tantas veces aclamada y aplazada por los políticos de la clase dominante necesita de una cantidad ingente de capital, capital que es no es que escasee, sino que se desplaza a aquellos puntos donde la extracción de plusvalía pueda ser mayor (deslocalización u otros nichos de mercado) y de esta manera alimentar a la clase parasitaria que es la burguesía. Esta simple razón es la causa primera de la muerte acordada que está sufriendo Cantabria.

Es necesario un cambio revolucionario en todos los niveles, que permita al conjunto de trabajadores ser dueños de su propio destino, al cederles todo el poder económico y político. Los partidos oportunistas y reformistas han mostrado una y otra vez el fracaso de su ideario idealista y paternalista así como su fidelidad a este modo de producción criminal. Jamás la libertad y la democracia pueden ser valores universales quedando por encima de la lucha de clases. Es necesaria la revolución de las clases oprimidas y la instalación de la dictadura del proletariado para poder lograr la verdadera libertad y la verdadera democracia.

¡Abajo los embaucadores y enemigos del pueblo!

¡Viva la lucha de la clase obrera!

¡Socialismo o barbarie!

COMUNICADO DEL PCOE EN CANTABRIA

 




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