Palestina: entre la ocupación militar israelí y la pasividad internacional

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El proceso de ocupación militar del territorio palestino, la colonización y el apartheid a su población no dejan de acelerarse. La mayor parte del territorio de Palestina sigue bajo ocupación del Estado genocida de Israel y, como vimos en anteriores documentos del PCOE, la transformación demográfica y religiosa del territorio tiene tras de sí el fin de reclamar toda la potestad territorial para constituir un Estado judío indivisible. Todo esto con un absoluto desprecio por la vida humana. La mayor parte de Palestina, así como los recursos del país, ya están bajo las garras del sionismo, que no dudará en anexionarse todo lo posible de cara a que el derecho de autodeterminación palestino tenga cada vez menos fuerzas y apoyos.

Los continuos ataques del Estado genocida de Israel forman parte de una gran campaña política y militar destinada a apoderarse de cada vez más tierras palestinas. Recientemente, esto se ha visto reflejado en el aumento de ataques de colonos israelíes hacia ciudades, aldeas, casas y tiendas palestinas en toda la Cisjordania ocupada, contando con la protección de los militares israelíes y con la completa pasividad internacional, que no es capaz siquiera de aplicar su propio Derecho Internacional o velar por los Derechos Humanos que tanto dicen defender.

 

Según informa el corresponsal de PalestinaLibre.org en Jerusalén ocupada: “Hoy lunes por la noche [se refiere al día 21 de diciembre], los colonos intensificaron sus ataques contra los palestinos en todas las ciudades de Cisjordania ocupada, lo que provocó heridos y daños a las propiedades palestinas. Los colonos arrojaron piedras a los vehículos palestinos, bloquearon caminos y carreteras y realizaron marchas provocativas, con insultos racistas, y como siempre bajo protección del ejército israelí”.

Estas acciones vienen de la mano con el anuncio por parte de Israel de la construcción de miles de nuevas viviendas en las colonias ilegales de Cisjordania. Como sabemos, la construcción de asentamientos israelíes en los territorios palestinos se ha duplicado en los últimos cuatro años, coincidiendo con un contexto internacional caracterizado por la pasividad y el abandono del pueblo palestino, junto al mandato de Donald Trump, favorable al sionismo. Una situación que no cambiará de rumbo con el dúo dinámico Biden-Harris, pues el Partido Demócrata es un partido que, en su historia más reciente, tiene las manos manchadas de sangre con las guerras imperialistas en Afganistán, Irak, Libia, Siria, Yemen y Ucrania. Además, no han escondido ni por un instante su apoyo al sionismo: soy un sionista. No tienes que ser judío para ser sionista, declaró el propio Joe Biden.

A nivel geopolítico, tiene especial consideración la alianza imperialista Marruecos-Israel, que cuenta con el esperado respaldo de los Estados Unidos. El antecedente inmediato de esto es el denominado Acuerdo de Abraham, firmado el pasado 15 de septiembre, un acuerdo que cambia la configuración de Oriente Medio al establecer una alianza regional contra Irán y que abre la puerta de par en par a la cooperación entre Israel, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Sudán, todo ello apadrinado por Donald Trump y donde Marruecos ha encontrado cobijo rápidamente. Además, los intereses de Marruecos e Israel se entrelazan especialmente, ya que ambos ansían ejercer un control sobre un territorio que no les pertenece. De esta forma, el Sáhara Occidental y Palestina quedan como los grandes perdedores de esta historia, pues las alianzas internacionales se tejen sin descanso a costa de la voluntad y libertad de los pueblos.

 

Siguiendo con esta política exterior completamente imperialista y criminal, el 26 de diciembre conocíamos la noticia de que Israel bombardeaba un hospital infantil, así como instalaciones eléctricas en Gaza. La Ministra Palestina de Salud, la Dr. Mai Al-Kaila, señaló que el bombardeo israelí es un crimen y una violación del derecho internacional: “Israel ha amenazado la vida de decenas de niños enfermos y personal médico en el Hospital infantil Al-Durra en la Franja de Gaza, como resultado del bombardeo que provocó que decenas de niños enfermos y sus acompañantes entraran en pánico”.

 

Un día después, el 27 de diciembre, las fuerzas israelíes asaltaron el hospital palestino de Ramallah, hiriendo a una mujer embarazada. Los soldados del ejército israelí irrumpieron así en el complejo médico, disparando indiscriminadamente botes de gas lacrimógeno y balas de acero recubiertas con goma contra el personal médico y los pacientes, hiriendo a una mujer embarazada y a un paramédico con las balas, y provocando asfixias por la inhalación de los gases a varios pacientes que tuvieron que ser atendidos de gravedad. Por supuesto, el ataque con gases no es casual por parte de las fuerzas de ocupación, bien saben los sionistas que esto sería especialmente peligroso para los pacientes de COVID-19. Como vemos, la barbarie del imperialismo no tiene límites y poco les importa la pandemia.

Estados Unidos, Marruecos e Israel están llevando a cabo una ofensiva exterior a fin de satisfacer sus objetivos imperialistas; esto es, reestructurar de nuevo el mapa político con el propósito de extender sus influencias en el continente africano a objeto de saquearlo y mantener sus dominios en la región de Oriente Medio y a la vez reforzar las posiciones de Israel en la zona para reprimir al pueblo palestino y, de esta forma, mantener a salvo la ocupación militar y afianzar los asentamientos israelíes. Queda claro que Israel intercederá por Marruecos para promover y defender sus intereses ante la comunidad internacional, al tiempo que Marruecos hará lo propio y reconocerá la legitimidad de la ocupación de Palestina.

Solo la solidaridad entre los pueblos, la alianza internacionalista de los proletarios del mundo y el avance progresivo de la revolución socialista mundial podrán parar la barbarie del imperialismo. El capitalismo, como vemos a lo largo y ancho del globo, es sinónimo de represión, miseria y muerte para el proletariado. Solo mediante la lucha organizada contra el enemigo de clase, la burguesía, y la liquidación absoluta de su sistema de explotación capitalista, la clase obrera podrá liberarse de una vez por todas de las cadenas de su opresión. La conquista revolucionaria del poder y la construcción del Socialismo son el camino a recorrer para que el proletariado mundial pueda conseguir una sociedad sin clases, libre de explotación y encaminada hacia la paz mundial.

 

¡Por el comunismo!

¡Abajo el imperialismo criminal!

¡Viva el internacionalismo proletario!

Madrid, 30 de diciembre de 2020

SECRETARÍA DE RELACIONES INTERNACIONALES DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (PCOE)




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