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Sin Socialismo solo habrá muerte y miseria para la clase obrera

El pasado lunes se conocía la noticia de que murieron electrocutados al menos 28 trabajadores, la mayoría mujeres, de un taller textil clandestino de Inditex en Tánger a causa de las lluvias. La fábrica se encontraba en el subsuelo de una casa residencial y en ella trabajaban 40 personas en condiciones infrahumanas.

En la India, el pasado 30 de noviembre de 2020 entre 200.000 y 300.000 granjeros se dirigieron a la capital india, Nueva Delhi, para expresar su profunda indignación contra la aprobación de tres proyectos de ley que permitirían que los gigantes corporativos conquisten el mercado, en lo que supuso la mayor huelga de la historia.

Los agricultores peruanos también organizaron protestas a finales del pasado año, bloqueando las carreteras Panamericana Sur y Panamericana Norte, para exigir contratos formales que les garanticen el derecho a vacaciones, seguridad social y el reconocimiento de horas extra. Es decir, para exigir ser trabajadores dentro de la legalidad.

En el Estado español Tubacex ha iniciado un ERE con 150 despidos y un ERTE para 650 trabajadores, afectando a casi toda su plantilla en el país e Inditex ha comenzado un proceso de cierre de entre 250 y 300 tiendas -que serán 1.200 en todo el mundo- dejando a miles de trabajadores sin trabajo, gracias a la firma de CCOO y UGT.

Según los datos publicados por el Ministerio de Trabajo y de la Seguridad Social, enero destruyó 218.953 puestos de trabajo y el número de personas en ERTE sube a 739.000 en plena tercera ola de la pandemia. El paro registrado aumentó el pasado mes en 76.216 personas, hasta rozar casi los cuatro millones de desempleados: 3.964.353.

Estos son tan solo algunos ejemplos de la muerte y miseria que el capitalismo deja tras de sí. La crisis en la que está sumido este sistema, siendo la pandemia un acelerador de este al que se pretende echar la culpa de la crisis, deja un panorama oscuro para la clase obrera, no solo del Estado español, sino mundial.

Trabajo cada vez más precario, salarios más bajos, necesidad de subsidios paralelos al salario (como es el ingreso mínimo vital), aumento de la robotización y, por consiguiente, del paro, etcétera. Estas son las consecuencias de la existencia del capitalismo hoy, en un momento histórico que ya no le corresponde, con una desarmonización de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción, que chocan, convirtiéndose el capitalismo en un freno objetivo para el desarrollo humano, para el desarrollo de las fuerzas productivas.

El aumento de la robotización llevaría, en el socialismo, a una disminución del tiempo de trabajo del conjunto de la clase trabajadora. En el capitalismo, sin embargo, se convierte en un aumento del desempleo y en la reducción de las condiciones de trabajo.

La burguesía, consciente de que no puede hacer más que huir hacia adelante en su intento por superar esta crisis, generando así las condiciones para una crisis mayor, lo ha apostado todo a la flexibilización del mercado de trabajo, agudizando la explotación capitalista, precarizando los marcos laborales y persiguiendo un mayor trasvase de riqueza hacia los monopolios, hacia la burguesía. Para ello exige reformas laborales a todos los Estados orientadas a la conquista de este objetivo, siendo el Fondo Monetario Internacional el organismo encargado de esta directriz.

La clase obrera, a tenor de estos datos, no tiene ya más remedio que organizarse para superar el capitalismo y construir el socialismo. Atrás quedan las consignas de la lucha por lo público o de la derogación de leyes como la “Mordaza” o las reformas laborales. El capitalismo ha iniciado una ofensiva total, no se va a frenar ante nada y solo la clase obrera dirigida por el Partido Comunista, en su aspiración por construir el socialismo, puede desbaratar los planes de la burguesía y lograr su emancipación.

La socialización de los medios de producción debe ser el objetivo del pueblo trabajador y de toda organización que emane de este. Sindicatos, asociaciones vecinales, organizaciones obreras de toda índole deben unirse bajo la misma bandera, fortaleciendo la unidad de la clase obrera y creando un Frente Único del Pueblo que sirva de contrapoder en su lucha por el socialismo.

 

¡Socialismo o barbarie!

Comisión de Movimiento Obrero y de Masas del Comité Central del Partido Comunista Obrero Español