¿De qué ecologismo estamos hablando?
En el capitalismo, por el propio desarrollo del sistema, es imposible cualquier medida política que salvaguarde el medio ambiente lesionando la acumulación del capital. Por ello, hoy sólo encontramos buenas palabras en favor del ecologismo y ningún hecho que permita el desarrollo sostenible.
Actualmente podemos encontrar un amplio abanico de organizaciones que incluyen el ecologismo entre sus corrientes políticas. Así, en la misma definición que estas organizaciones hacen de ellas mismas encontramos el marxismo, el feminismo, el ecologismo u otros, ignorando que el Marxismo Leninismo engloba todas ellas porque lucha por el Socialismo -que no es otra cosa que la máxima aspiración del proletariado-.
El ecologismo, política que propugna la defensa de la naturaleza y la preservación del medio ambiente, se encuentra a día de hoy sumido en un atolladero, como no podía ser de otra manera. Bajo el sistema capitalista, todas las políticas de preservación del medio ambiente quedan relegadas a un segundo plano porque estas no puede interferir, lógicamente, en la acumulación del capital.
Esto se demuestra en el más importante atentado contra la salud pública mundial de los últimos años: las emisiones de los vehículos Volkswagen vendidos entre 2008 y 2015 y que fueron manipulados para parecer menos contaminantes. El fabricante alemán admitió en 2015 haber instalado un programa informático en 11 millones de autos diésel en el mundo para falsear los resultados de los tests de emisiones.
Un reciente estudio del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) indica que «1.200 personas en Europa morirán de forma prematura, perdiendo hasta una década de vida, como resultado del exceso de emisiones generadas». Los investigadores analizaron el impacto sanitario de 2,6 millones de unidades trucadas vendidas en Alemania por Volkswagen bajo las marcas VW, Audi, Skoda y Seat determinando que «las emisiones producidas en exceso respecto a los valores límites de los tests, tienen en efecto un impacto significativo sobre la salud pública».
El coautor del estudio, Steven Barrett, afirma que «El riesgo adicional de muerte prematura es alrededor de un 1% por año, por microgramo en cada metro cúbico. Eso significa que alguien que muere precozmente por la contaminación lo hace una década antes».
Las sanciones a Volkswagen, sin embargo, no se concretan. La multinacional alemana no ha pagado aún ni un solo euro en concepto de sanción por lo que supone un atentado a la salud pública. En EEUU se encuentra negociando a la baja una sanción económica: «En este caso la multa máxima a la que podría hacer frente la compañía sería de 16.000 millones de euros (tomando como baremo la multa máxima a pagar por vehículo en EEUU, 37.500 dólares por coche). Aunque en otros casos en el sector automovilístico en EEUU las multas han sido muy inferiores», apunta Banco Sabadell.
En Europa la cuestión es aún más beneficiosa para la empresa alemana. La Unión Europea ha abierto un procedimiento contra varios países de la Unión como España, Alemania, Grecia, República Checa, Reino Unido, Luxemburgo y Lituania por no poner en marcha un sistema de sanciones para evitar que los fabricantes de automóviles violen la legislación de emisiones o por no aplicarlas cuando se ha producido un quebrantamiento de la ley. Serán los Estados miembros los que pagarían una sanción por no haber evitado el trucaje de los motores diésel por parte del grupo Volkswagen. Es decir, será el pueblo trabajador quien pagará por ser haber sido contaminado.
Los datos aportados en el gráfico del periódico al servicio de la burguesía El Economista nos revelan como de lucrativo ha sido el negocio para Volkswagen. Entre 2008 y 2015, años en los que se produjeron las ventas de los coches manipulados, los beneficios de la multinacional fueron de 75.689 millones de euros. A día de hoy no han pagado ni un solo euro en multas, y solo se prevé, por el momento, el pago máximo de 16.000 millones de euros por los 482.000 coches trucados en Estados Unidos.
Un negocio redondo a costa de la salud pública. El pueblo trabajador, además, tiene que aguantar la presión y la humillación de las campañas mediáticas que arrojan toda la responsabilidad del cuidado del medio ambiente sobre la “ciudadanía”. “Los actos individuales de cada día son los que importan” es uno de los mantras más utilizados por la clase dominante, con la que consigue imponer su ideología en el mundo, desligando el ataque contra la naturaleza perpetrado por Volkswagen con el ecologismo -que solo es responsabilidad de los ciudadanos y donde las políticas de acumulación de capital de las empresas nada tienen que ver-.
Una de las campañas más agresivas e hipócritas es la desarrollada por Ecoembes, máxima expresión del cinismo capitalista en nuestro estado. Uno de los mejores ejemplos de cómo funciona este sistema: una ONG “sin ánimo de lucro” -pero financiada por empresas como Volkswagen- que impone a golpe de campaña mediática la ideología dominante al pueblo trabajador comprando a parásitos pequeñoburgueses como es El Chojin e invirtiendo cientos de miles de euros en anuncios de radio, televisión y prensa.
Cabe preguntarse si los diez minutos de contaminación que se contrarresta, según Ecoembes, con el reciclado de 6 latas o 6 botellas de plástico son de un coche sin trucar y cuantas se necesitarían para contrarrestar la contaminación emitida por uno trucado, como los de Volkswagen.
El sistema capitalista, criminal y contrario a los intereses de la mayoría, sólo nos proporciona campañas de marketing y palabras hipócritas sobre todo aquello que interesa a la clase trabajadora. Los hechos, sin embargo, hemos visto que son contrarios a lo que propugnan sus ONG, todas ellas financiadas por el capital y a su servicio.
El ecologismo se integra en el Marxismo Leninismo, así como el feminismo y demás corrientes progresistas existentes en la sociedad, porque propugna el cambio de sistema que puede permitir que se cumpla ese progreso liberando al pueblo trabajador de las cadenas de la acumulación del capital por parte de la clase burguesa que se da hoy bajo el capitalismo y que impide y lastra el avance de la sociedad.
La lucha por el Socialismo es la lucha por el progreso, es la lucha por la preservación de la naturaleza, es la lucha por la igualdad entre todos los miembros de la sociedad sin distinción de ningún tipo y es, en definitiva, la lucha integral del pueblo trabajador por un mundo justo que sea gobernado por él mismo donde primen sus intereses, desechando a los parásitos burgueses que hoy dominan.
D. García – Secretario de Relaciones Internacionales del Partido Comunista Obrero Español (PCOE)