La corrupción es la pus del capitalismo

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¿A alguien se le ocurriría limpiar simplemente la pus sin curar la causa que la provoca?  ¿A alguien se le ocurriría “regenerar” la enfermedad?

Pues en eso consiste luchar contra la corrupción y “regenerar” la democracia como pretenden las fuerzas nuevas con ideas viejas (Podemos, Ciudadanos).

¿Cómo puede ser que fuerzas supuestamente contrarias como Ciudadanos y Podemos-IU-PCE dicen no estar de acuerdo en lo económico pero sí en la regeneración democrática como afirmó recientemente el coordinador federal de IU Cayo Lara en su última aparición en RNE?

Ideológicamente todo el mundo sabe que Ciudadanos está muy lejos de las posiciones de IU. Podremos acercarnos en temas de regeneración democrática. Hay elementos positivos en los que podemos tener coincidencias” ( minuto 16’18”)

Lo cual quiere decir que todos ellos siguen sosteniendo la misma democracia, que es la democracia burguesa o capitalista que permite al Capital manejar los parlamentos, los Estados, y las economías. Y eso es ideología señores Lara, Garzón e Iglesias.

Lobby 1El corruptor (el capital) se cuida mucho de que la atención se centre en los corruptos del PP o PSOE para que nadie se fije en el que es beneficiado por las leyes que hacen éstos. Con sus leyes es más fácil despedir, desahuciar, asfixiar hospitales públicos, colegios, centros de salud, bajar impuestos a los capitales, subir impuestos a los trabajadores,… ¿A quién beneficia? Al capital privado que es quien unta con manteca a todas estas ratas de cloaca. En todos los casos de “corrupción” aparecen empresarios beneficiados por concesiones o determinadas leyes.

En apenas 4 kilómetros cuadrados que corresponden al Barrio Europeo de Bruselas se concentran la Comisión Europea, el Parlamento Europeo y el Consejo de Europa. Es decir, el poder político europeo.

En él viven y medran unos 20.000 “lobbistas” que “aconsejan” las leyes que tienen que redactar o suavizar para el bien de las grandes corporaciones. En ese mismo Barrio Europeo tienen oficinas, por poner algunos ejemplos, fabricantes de armas (Thales), petroleras (Shell, BP), químicas (BASF), eléctricas (General Electric), telefonía (Vodafone, Telefónica), electrónica (Siemens), informática (Microsoft), aeronáutica (Brittish Airways), seguros (AXA), automóviles (Opel, Daimlier, Volkswagen, Rolls-Royce), banca (Deutsche Bank, Visa, ING), alimentación (McDonalds, Unilever), la Cámara de Comercio de EEUU, Food and Drink Europe, la Asociación Europea de Productores de Semillas, la Federación de la Banca Europea,…

El Parlamento Europeo tiene un “registro de la transparencia” con las empresas que pueden enviar representantes para entrar y salir. Los parlamentarios europeos son seducidos por éstos con regalos o cargos suculentos en sus sociedades si se dejan aconsejar por esos “grupos de expertos”.

Por ejemplo para elaborar la última reforma del sector financiero los parlamentarios “se dejaron” asesorar por un grupo de expertos del que formaban parte representantes de Lehman Brothers, BNP Paribas, Citigroup y Goldman Sachs dirigidos por el veterano de la industria financiera Jacques Larosière.

Muchos de los parlamentarios europeos acaban siendo contratados por los monopolios o sus grupos de “lobbying” y vuelven al parlamento europeo ya no como parlamentarios sino como representantes de las corporaciones para “aconsejar” a su vez a otros parlamentarios.

Ese fue el caso de Jean Paul Mingasson que era jefe del Directorio General para la Empresa y la Industria de la Comisión Europea mientras se revisaba la legislación que regulaba la industria química en Europa (REACH). Mingasson dejó su cargo para convertirse en consejero de la confederación de industriales europeos (Business Europe).

Todo esto está institucionalizado y forma parte del engranaje con el que el Capital dicta y redacta leyes que los parlamentarios europeos aprueban.

Uno de estos grupos de presión es Burson Masteller entre cuyos clientes están Danone, Nestlé o Bayer. Factura al año 8,5 millones de euros ofreciendo los siguientes servicios de “Relaciones Públicas”: “programas de Relaciones con la Administración y de Lobbying”, “relaciones con los gobiernos locales, regionales, nacionales y europeos”, “construcción de entornos legislativos favorables”, o “movilización del interés público”.

El “lobbying” y la corrupción legal están en la genética del capitalismo. En Gran Bretaña el término “lobby” se refiere a los pasillos del parlamento burgués. En 1869  el presidente de  los  Estados Unidos Ulysse Grant utiliza el hotel Willard de Washington D.C. al haberse incendiado la Casa Blanca. Al “hall” (lobby) de ese hotel acudían los empresarios para obtener favores con sus leyes.

Lenin reflejó brillantemente esta relación entre el poder financiero y los representantes políticos del  Estado burgués en su obra “El imperialismo fase superior del capitalismo” de 1916:

El monopolio, una vez que está constituido y maneja miles de millones, penetra de un modo absolutamente inevitable en todos los aspectos de la vida social, independientemente del régimen político y de otras «particularidades». En la literatura económica alemana son habituales los autobombos serviles a la honradez de los funcionarios prusianos y las alusiones al «Panamá» francés o a la venalidad política norteamericana. Pero el hecho es que aun la literatura burguesa consagrada a los asuntos bancarios de Alemania, se ve constantemente obligada a salirse de los límites de las operaciones puramente bancarias y a escribir, por ejemplo, sobre la «tendencia a entrar en los bancos», a propósito de los casos, cada día más frecuentes, de funcionarios que pasan al servicio de los bancos. «¿Qué se puede decir de la incorruptibilidad del funcionario de Estado cuya secreta aspiración consiste en hallar una sinecura en la Behrenstrasse?* ( calle de Berlín en que se encuentra el Banco Alemán).

Bruselas es la segunda ciudad con más lobbistas del mundo. Adivinen cuál es la primera: Washington con 41.386 lobbistas registrados, lo cual equivale a 77 por cada senador y representante.

Hemos de concluir que aquellos que vienen a rescatar el régimen capitalista y su democracia   con proclamas de “regeneración” no son más que parte de esa pus amarillenta que expele este régimen podrido hasta los tuétanos.

Corresponde a la Clase Obrera acabar con  la enfermedad aplicando su propio remedio: la Dictadura del Proletariado.




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