La patronal exige el abaratamiento del despido ¡O ellos o nosotros!
Fermín Albaladejo, presidente de la patronal de la Confederación Española de Asociaciones de Jóvenes Empresarios (CEAJE) y vicepresidente de la asociación de autónomos ATA, ha exigido al Gobierno una reforma laboral «encaminada a la reforma que tuvimos en el año 2013. Fue una buena reforma laboral porque se frenó la destrucción de empresas y de empleo. Todo lo que sea no flexibilizar el empleo y ponerle trabas a las empresas, va a hacer que las empresas no vayan a contratar nuevos empleados«. Ambas organizaciones, CEAJE y ATA, están incluidas en la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), presidida por Antonio Garamendi, que recientemente también declaró la necesidad de una rebaja fiscal para las rentas altas.
Queda claro, por lo tanto, que la democracia sobre la que hablan tanto PSOE como Unidas Podemos no es más que una pantomima en el momento en el que tenemos diversas entidades no elegibles que hablan de tú a tú con las instituciones elegidas de forma “democrática” por el censo electoral del Estado español. Aún por encima, el pueblo trabajador tiene que soportar que se catalogue a la patronal y sus acólitos como agentes sociales, cuando lo que realmente representan es una sociedad caduca que sólo genera miseria para quienes creamos toda la riqueza en este mundo.
De forma sutil, vemos aquí cómo actúan los dirigentes de la pequeña burguesía, la cual no es más que la renovación continua del capitalismo. Mientras exista, el pequeño propietario tendrá las pretensiones de convertirse en gran capitalista y, de esta forma, asegurar su existencia como propietario de medios de producción y perpetuador de la explotación del hombre por el hombre. Esta renovación en lo estructural, en las relaciones de producción, implica también su renovación en lo político pidiendo cada vez más derechos para explotar como los ya señalados al comienzo de este texto.
La patronal, como vemos, ya va mostrando sus manidas pretensiones dentro del cambio de modelo productivo en el que estamos ya inmersos, exigiendo el despido libre en previsión de la futura reforma laboral que se está planteando el Gobierno traidor de PSOE-IU/Podemos. Mientras se dan golpes en el pecho desde hace más de un año con aquel compromiso de derogación de la reforma laboral, hoy en día no sólo la aplican a pies juntillas (es así como se “crea empleo” en la época estival) sino que planean llevar a cabo una nueva legislación que asegure más aún la explotación y la precarización de los trabajadores.
La precariedad, la inestabilidad laboral del obrero, la temporalidad, los bajos salarios y la pérdida de derechos forman parte ya de la realidad presente de la clase trabajadora en su conjunto y los planes de la patronal pasan por su consolidación y extensión a todos los sectores productivos.
La automatización en el capitalismo sólo puede generar miseria para el trabajador, pero el problema no es la robotización, sino las relaciones de producción capitalistas basadas en la propiedad privada sobre los medios de producción. Se hace necesario armonizar las relaciones de producción con el enorme desarrollo de las fuerzas productivas y ello sólo es posible aniquilando de manera revolucionaria las relaciones de producción capitalistas imponiendo la socialización de los medios de producción, de tal modo que la automatización se traduzca en progreso social para la sociedad, o lo que es lo mismo, un descenso del número de horas de trabajo y una mejora de las condiciones de vida de la mayoría de la población, de los trabajadores. La producción, bajo el Socialismo, tendría por objeto la mejora de la vida de la sociedad y no la acumulación de capital en unas pocas manos como pasa hoy.
Ningún representante de la burguesía sacará las castañas del fuego al proletariado. Cualquier diálogo con la patronal que propongan como hito histórico no es más que una engañifa y una excusa para llevar a cabo más represión patronal. El diálogo con los empresarios sólo lleva a la pérdida de posiciones de los derechos de la clase obrera, pues el “diálogo social” no es más que una fórmula que la burguesía y sus esbirros oportunistas tienen para someter a la clase obrera y subordinarse a la aceptación de ésta de los intereses de la burguesía.
A los trabajadores solo nos queda organizarnos en un grado superior a las actuales agrupaciones burguesas para aplastarlas y así acabar con este sistema capitalista criminal, corrupto y mísero y así construir el Socialismo y hacer que la propiedad de las empresas pase a manos de la clase obrera y que el desarrollo tecnológico se ponga al servicio del pueblo trabajador.
¡O ellos, los capitalistas, o nosotros!
¡Socialismo o barbarie!
Comisión de Movimiento Obrero y de Masas del Comité Central del PCOE