En la época de la crisis general del capitalismo los márgenes del engaño al pueblo trabajador se estrechan, por más que se empeñe la burguesía y su nutrida corte de oportunistas en hacernos creer en las bondades de la UE, superestructura entregada en cuerpo y alma a los monopolios, centro de mando de la oligarquía financiera para arremeter contra la clase trabajadora y clases populares. Por ello sólo los ingenuos e ignorantes pueden hoy sorprenderse cuando la UE muestra su verdadero rostro y deja ver las auténticas bases sobre las que se cimienta con un nauseabundo pacto con Turquía que se traduce en la deportación masiva de refugiados hacia Turquía y el cierre de fronteras para millones de refugiados que huyen de Siria, Irak, Afganistán, es decir, de conflictos imperialistas en los que la UE es parte beligerante y por lo tanto culpable.
Los lacayos políticos de la burguesía europea sólo cumplen con el guión marcado, por ello actúan de forma idéntica a sus jefes monopolistas, procediendo a externalizar la carne humana de refugiado hacia la gendarmería de la dictadura turca por el generoso precio de 6000 millones de euros y la promesa de la próxima entrada de este régimen en la UE, dónde por supuesto se encontraría como en casa entre tan afamados criminales. Cabe recordar que Turquía, el valedor de DAESH, ya hace mucho tiempo que es miembro de la organización terrorista OTAN. Tan podrido esta el capitalismo, que la UE no ha tenido empacho en vulnerar con este pacto su propia Carta de los Derechos Fundamentales, concretamente el artículo 18 en el que se garantiza el derecho al asilo y con ello, se quebranta también el Estatuto del Refugiado de la Convención de Ginebra y la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Ningún comunista sería capaz de dar la más mínima credibilidad a dichos tratados y estatutos, sin embargo es una obligación señalar el fraude europeo cuando llevan a cabo abiertamente crímenes tan descarados contra víctimas de sus propias guerras que ha causado ya 148.000 personas llegadas irregularmente por mar a Europa y 440 muertos en el Mediterráneo en lo que va de año. Hay que dejar claro ante tanta plañidera oportunista ansiosa por “recuperar la Europa social” que no hay contradicción alguna en que hoy la UE trafique con personas, pues ya desde su origen esta superestructura imperialista jamás se basó en un acuerdo en pie de igualdad de todos los países que la integran y mucho menos por el beneficio de los derechos de toda la humanidad.
Nada más lejos de la realidad, la UE tiene su origen en la Comunidad Europea del Carbón y el Acero que nació con la finalidad de proteger los intereses de la oligarquía industrial y financiera europea (Francia, Alemania Occidental, Italia, Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos, en ése momento), necesitadas de una nueva superestructura política que garantizara su dominación tras la derrota del fascismo a cargo, fundamentalmente, del monstruoso esfuerzo de la URSS. Esa y no otra es la esencia de la UE; la del gran capital monopolista. ¿Cómo puede sorprender hoy que esta superestructura burguesa moribunda trafique con miles de refugiados, si fue cuna de colonialistas y nazi fascistas y hoy pasea a su troika machacando a millones de trabajadores? Si en Europa ha existido algún derecho no ha sido obra de la oligarquía explotadora y criminal ni de sus fantoches políticos socialdemócratas o democristianos, sino consecuencia de las luchas de un movimiento obrero y sindical de clase organizado y combativo, de la poderosa presencia de la URSS tras la gloriosa toma del Reichstag berlinés un soleado 10 de mayo de 1945.
Con todo, nos equivocaríamos si pensáramos tan sólo un segundo que el colapso de esta institución criminal podría acabar con este capitalismo putrefacto. La burguesía siempre juega a dos cartas. No es fruto de la casualidad que ante el crecimiento del rechazo popular a la UE, las formaciones fascistas se hayan multiplicado por el continente. El crecimiento de los partidos de extrema derecha se ha incrementado des de un 4,3% a un 37,6% en las últimas elecciones generales en países como Dinamarca, Noruega, Finlandia, Suecia, Polonia, Austria, Suiza, Italia, Francia, Holanda y Reino Unido. Por supuesto, la gestión de la crisis de los refugiados también le ha pasado factura a Angela Merkel que ha perdido apoyo en tres estados federados alemanes en los que hubo elecciones el pasado domingo, donde la Alternativa para Alemania (AfD), joven partido de extrema derecha xenófobo, es ahora la segunda fuerza política en uno de dichos estados y tercera en los otros dos restantes.
Todas las leyendas sobre la falta de libertad de movimiento y las deportaciones en estados socialistas se hacen realidad en la Europa “democrática y de los derechos humanos”, allí dónde con total libertad un banco te deja sin vivienda y un patrón sin trabajo y sustento mientras sus fuerzas represivas callan a palos cualquier disidencia. A medida que las contradicciones capitalistas se acrecientan, las reservas de la burguesía -el fascismo-, se aposenta a la espera de salir en defensa de los intereses monopolistas.
La esencia imperialista de la UE se refleja en la junta oligarca y nazi de Kiev, en el rostro de esos miles de refugiados tratados como cabezas de ganado, en países devastados como Libia o Siria, en las prácticas de una troika criminal que asesina lentamente a miles de trabajadores. El Partido Comunista Obrero Español hace un llamamiento a las fuerzas proletarias y populares a unir sus luchas, a caminar por la senda del internacionalismo proletario, a forjar desde nuestros barrios y centros de trabajo la necesaria organización del poder popular para caminar sin descanso hacia el socialismo. Hoy más que nunca los comunistas debemos estar en primera línea, pues sólo Partidos audaces con programas revolucionarios enlazados en un movimiento comunista internacional digno de tal nombre, pondrán las bases para acabar con la barbarie imperialista en Europa y el resto del mundo.