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Las pensiones públicas siempre son un problema para el capitalismo ¡O ellos o nosotros!

El estado de descomposición del sistema capitalista hace que cobren sentido auténticas barbaridades contrarias al humanismo con el único fin de continuar la explotación del hombre por el hombre para lograr tratar de incrementar una tasa de ganancia, la cual además se aminora cuanto más se desarrolla el capitalismo.

Así, con un paro juvenil (menores de 25 años sin empleo) en España de un 39,9%, liderando los datos de la Unión Europea hemos tenido que escuchar al ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones del Gobierno de España, José Luís Escrivá, decir que «En Europa hay una tendencia clara a que entre 55 y 75 años se trabaje cada vez más, hay que generar dentro de las empresas dinámicas en las cuales las personas de cierta edad van cambiando su actividad».

No hay que ser muy listo para entender las palabras del ministro del PSOE, tan burgués y reaccionario como el que más. El aumento de la edad de jubilación solo es una prerrogativa inmediata de la burguesía que se encuadra dentro de una estrategia de un calado mucho más profundo: la eliminación de las pensiones públicas y la aplicación de los sistemas privados de pensiones.

Conviene echar un vistazo a Chile, país precursor de las AFP (administradoras de fondos de pensiones), sistema de planes de pensiones hoy prácticamente quebrado, que ha dejado en la ruina al pueblo chileno. Ya en 2016 más de un millón de personas en todo Chile y más de 600.000 solo en la capital, Santiago, se movilizaron en contra de este sistema de pensiones privadas, exigiendo un sistema público de pensiones a la entonces presidenta de Chile Michelle Bachelet. Las AFP aumentaron en un 71,4 % sus ganancias durante los primeros diez meses de 2015.

El modelo de pensiones chileno fue instaurado durante la dictadura de Augusto Pinochet y se basa en un plan de ahorro privado que obliga al trabajador contratado a destinar un 10% de su salario a una cuenta individual que gestionan las AFP, grandes empresas que invierten los ahorros de los contribuyentes al mercado financiero. Hoy la mitad de las personas que están jubiladas logran autofinanciar pensiones de alrededor de 150.000 pesos o menos (170 euros). En 2019, la mitad de las personas que se jubilaron lograban autofinanciar una pensión de 49.000 pesos (unos 55 euros) o menos.

La burguesía, sin duda, pretende imponer este modelo en todos aquellos países en los que hoy existe la Seguridad Social, no solo en España, sino en todo el mundo. Y lo consigue introduciendo poco a poco los planes de pensiones privados voluntarios, algunos de ellos con la ayuda directa de centrales sindicales vendidas a la patronal como CCOO y UGT que se llevan una millonada cada año por engañar a los trabajadores para contratar estos planes de pensiones administrados por la gestora de BBVA. O como las Entidades de Previsión Social Voluntaria (EPSV) del País Vasco, donde sindicatos como ELA y LAB se ponen al servicio de la patronal para introducir estos planes de pensiones privados en la clase trabajadora en vez de luchar por un sistema público de pensiones. Los estatutos de la EPSV GEROA PENSIOAK permiten contemplar a los compañeros de fechorías como socios Promotores Fundadores: la Patronal Adegi más los sindicatos ELA, LAB, CCOO y UGT.

El motivo es claro, la cuota de ganancia debe aumentar y para ello es necesario expoliar aún más a la clase trabajadora de forma directa, transfiriendo las rentas del trabajo a las rentas del capital, es decir, eliminando el sistema de reparto de las pensiones públicas e instaurando un sistema de pensiones privadas.

Y la cuota de ganancia debe aumentar de algún modo porque sigue en vigor la Ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia marxista, por la que a mayor cuota de explotación –cuanto más desequilibrada está la composición orgánica del capital en favor del capital constante y menor cuantía invierte en capital variable (cuanto menor es la cuantía en salarios)– menor es la cuota de ganancia del capitalista. Que es lo que precisamente ocurre hoy gracias a la automatización, la gran apuesta de la burguesía.

Esquilmar la Seguridad Social y los servicios públicos y regalar estos a la empresa privada permitiría aumentar las rentas del capital, hoy decrecientes gracias a la automatización. El capitalismo, por su desarrollo económico, está forzado a condenar a cada vez más masas de obreros no sólo a la miseria, sino a la negación de todo, de la educación, de la salud, de las pensiones, de todo.

El problema de las pensiones, sin embargo, es uno de los muchos que afectan hoy a la clase trabajadora. El aumento de los precios de la luz, la decreciente calidad de la sanidad y la educación públicas, la disminución de los salarios y el aumento de la temporalidad, la creciente represión contra quienes luchan por sus derechos, el aumento de las agresiones fascistas contra la clase trabajadora, etc. Todos ellos son problemas cuyo origen es el sistema capitalista de producción.

La lucha por unas pensiones dignas es, al fin y al cabo, la lucha contra el capitalismo y por la superación de este hacia un sistema que garantice la vida digna de nuestros mayores, de aquellos que han tenido una larga vida de trabajo y que merecen descansar con garantías y disfrutar de una vida digna hasta el final de sus días. Y eso solo lo puede garantizar el Socialismo, porque este es un sistema de la clase trabajadora para la clase trabajadora cuyos objetivos son diametralmente opuestos a los burgueses.

Por ello, se hace imprescindible, para garantizar las pensiones y la vida digna de nuestros mayores, derribar el criminal sistema capitalista que hoy rige nuestras vidas y construir el Socialismo, máxima aspiración de los trabajadores, en el que podamos construir todo lo que hoy se nos niega: pensiones, sanidad y educación de calidad, vivienda, trabajo… en definitiva, una vida digna para la clase obrera.

Y solo se logrará a través la unidad de la clase en un Frente Único del Pueblo, que aglutine todas estas luchas hoy dispersas y sin dirección, vacilantes entre el reformismo y las posiciones revolucionarias, para llevar al pueblo a la revolución Socialista que nos proporcione el futuro que nos merecemos.

 

¡Por la construcción del Frente Único del Pueblo!

¡Socialismo o Barbarie!

 

Comisión de Movimiento Obrero y de Masas del Comité Central del PCOE