Desde el año 2020, el movimiento Black Lives Matter ha redoblado sus esfuerzos y presencia en las calles estadounidenses mediante una ola de protestas, concentraciones y manifestaciones en las cuales han confrontado directamente contra las fuerzas de represión de los EE. UU., a lo que el Estado respondió sacando a su ejército a las calles – la Guardia Nacional – y decretando toques de queda de emergencia en diferentes ciudades al objeto de defender a auténticos asesinos con placa.
En mayo de ese mismo año, fue noticia internacional el cruel asesinato de George Floyd a manos de tres policías por el mero hecho de pagar en una tienda con un billete falso. Un crimen que reveló al mundo la naturaleza fascista y asesina de la policía estadounidense, así como la enorme brutalidad policial que tiene reservada la burguesía para los trabajadores por su condición de clase y de raza, además de ser la gota que colmó el vaso y que provocó que muchos trabajadores indignados salieran finalmente a las calles para protestar contra esa barbarie.
Recientemente, la indignación volvía a recorrer los EE. UU. a causa del asesinato de Donovan Lewis, de tan solo 20 años, a manos de la policía de Columbus el pasado 30 de agosto. El joven se encontraba totalmente desarmado, en su cama, cuando los agentes irrumpieron en su domicilio para arrestarlo. Nada más abrir la puerta de su dormitorio, las imágenes muestran de forma clara como Ricky Anderson, uno de los policías, dispara nada más ver a Donovan, engrosando así la terrorífica lista de afroamericanos muertos a manos de la policía estadounidense. Cada año, más de 1.000 personas son asesinadas por la policía fascista en los EE. UU., donde la población afroamericana asesinada representa el 24% de los muertos pese a constituir el 16% de la población total del país.
A esta cruel injusticia se suma la delicadísima situación del proletariado estadounidense, donde han aumentado un 800% la venta de mochilas y uniformes escolares antibalas, se han creado buzones para abandonar bebés a causa de las políticas antiabortistas, los universitarios tienen que vivir en sus coches porque no pueden hacer frente a sus deudas y donde la ciudad de Jackson, donde el 80% de la población es negra, ha estado durante una semana sin acceso al agua potable.
Al igual que ocurre en Europa, en Estados Unidos se está atravesando la peor crisis del modo de producción capitalista desde que este se hiciera con la hegemonía global tras su victoria en la Guerra Fría. Una crisis que se revela como la más amenazante para el proletariado internacional, pues la burguesía está tratando de paliar los efectos de la crisis en su clase social mundializando la pobreza, aumentando enormemente la desigualdad entre ricos y proletarios, obviando la crisis alimentaria mundial y la crisis ambiental, debido a encontrarse encadenada a una economía fuertemente sustentada en la explotación de combustibles fósiles.
Es una realidad objetiva que la tasa de ganancia en los Estados Unidos está en su mínimo histórico lo que, unido a la crisis global de todo el bloque imperialista occidental que comenzó en 2007, supone no solo el punto de partida del inminente declive de los Estados Unidos como potencia hegemónica, sino también una oportunidad magnífica para que el proletariado de muerte a este carcomido sistema de producción e implante de manera revolucionaria la dictadura del proletariado como la única alternativa posible frente a la actual dictadura de la burguesía.
¡ABAJO EL IMPERIALISMO!
¡SOCIALISMO O BARBARIE!
Madrid, 9 de septiembre de 2022
SECRETARÍA DE RELACIONES INTERNACIONALES DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)