El PCOE lleva su programa revolucionario a Arahal y Marchena
En un momento donde la “nueva” socialdemocracia representada por Podemos e Izquierda Unida explota en mil pedazos, la clase obrera comprueba que la vía parlamentaria para acabar con sus problemas no es más que una farsa y un teatro para entretenerles mientras la banca, los monopolios y los empresarios en general siguen saqueando y esclavizando a la clase obrera.
Para evitar que ese descontento acabe en apatía y resignación (una vez más) es necesario encauzarlo a un cambio de régimen, a un salto cualitativo (revolucionario) y no cuantitativo (reformas), que ataje de raíz los problemas económicos asfixiantes de la clase obrera.
Los trabajadores del campo en El Arahal y Marchena, la mayoría del olivar, son casi todos eventuales, igual que en el resto de Andalucía. Sobreviven trabajando algunos meses al año, lo justo para acumular las peonadas necesarias para poder cobrar unas miserables ayudas. Los jornaleros de Arahal, merecen vivir dignamente de su trabajo durante todo el año y no depender de ningún subsidio. Los jornaleros de El Arahal y del campo andaluz merecen ser dueños de su trabajo y de la riqueza que genera nuestra tierra.
Pero esta tierra andaluza no será nuestra de verdad hasta que no se la expropiemos a los parásitos terratenientes que cobran PERs astronómicos en formas de PAC europeas y en muchos casos teniendo baldías sus fincas.
Los trabajadores del campo de El Arahal, Marchena y el resto de Andalucía necesitan, para garantizar el pan de hoy y de mañana, una reforma agraria que ponga en manos de toda la sociedad no sólo los latifundios, sino las minas, las maquinarias, las fábricas, los bancos, las grandes aseguradoras, comercializadoras y distribuidoras que parasitan a los jornaleros y pequeños campesinos.
Y para ello han de unirse al resto de las clases trabajadoras, de la ciudad, de la industria, de los servicios, de la informática, a las mujeres, a los pensionistas, a los estudiantes y jóvenes en paro, para construir el Frente Único del Pueblo. Para construir, de una vez, el poder obrero y popular.
O los trabajadores de la ciudad y el campo lo cambiamos todo, o nada cambiará.