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Reflexión sobre las elecciones andaluzas

El pasado domingo, 19 de junio, se celebró la votación del proceso electoral andaluz. Un proceso electoral que se debe contextualizar en una fase de descomposición absoluta del capitalismo monopolista de Estado español que refleja un alto grado represivo de éste contra la clase obrera donde, en nuestro comunicado de 15 de mayo titulado “Sobre las elecciones andaluzas de junio”, ejemplificábamos dicho marco represivo en los acontecimientos sucedidos en Cataluña en los últimos años o en la huelga del metal gaditano de finales de 2021, donde muchos trabajadores y trabajadoras hoy reciben citaciones de los Juzgados en lo que es un acto de represión política en toda regla.

Contexto de represión y de miseria donde la mayoría de los trabajadores andaluces tienen negado el derecho al trabajo, tal y como señalábamos en nuestro comunicado de 15 de mayo:

En Andalucía un 26,3% de la población se encuentra en situación de exclusión social, o lo que es lo mismo, 2,2 millones de habitantes de Andalucía. En marzo de 2022, de una población en edad de trabajar de 7.083.000 personas, únicamente tenían un empleo con contrato de trabajo el 45,43% de ellos, o lo que es lo mismo, 3.218.000 trabajadores andaluces, de tal manera que el resto, el 54,57% de las personas en edad de trabajar en Andalucía, o están apuntados al Servicio Andaluz de Empleo en situación de paro como demandantes de empleo – 776.000 personas – o ni tan siquiera están inscritos en las oficinas públicas de empleo – 3.089.000 personas. Con lo que, como se puede constatar, en Andalucía, de cada 100 personas en edad de trabajar más de la mitad no lo hacen. Y entre el 45,43% de los andaluces y andaluzas que tienen un contrato de trabajo, el 53,17% de ellos, o lo que es lo mismo, 1.711.011 perciben el salario mínimo, el cual impera en la agricultura y en el sector servicios, los dos sectores hegemónicos en Andalucía.

 

La primera mirada que hemos de realizar al análisis cuantitativo de las elecciones andaluzas es el censo. En 2018 el censo de votantes contaba con 6.542.076 personas, por el contrario, en 2022 este censo ascendía a la cifra de 6.358.419 personas. Por tanto, comprobamos que en 2022 el censo andaluz ha perdido 183.657 personas con respecto de 2018. Sin duda un sistema sanitario terriblemente deficiente, que el PSOE y el PP han socavado sobremanera, ha quedado retratado con la pandemia, de igual manera que el trato dispensado a los ancianos obreros con la COVID-19 así como a la clase obrera en general con otros tipos de enfermedades graves, como por ejemplo es el cáncer, y la situación de negación del derecho al trabajo para los obreros andaluces – en gran parte trabajadores con titulación media y superior – que hacen que muchos de nuestros egresados no tengan más salida que irse a Madrid, Barcelona, Gran Bretaña, Alemania u otros países ante la falta de futuro aquí en Andalucía. Prueba inequívoca de lo que le gusta decir al fascista presidente de la Junta de Andalucía como “buena gestión” que, sin duda, para los ricos y los corruptos lo es, pero para la mayoría obrera de la región es un cáncer, el cual hay que combatir.

Nuevamente, la abstención fue la opción mayoritaria para los andaluces, de tal modo que se abstuvieron 2.647.810 andaluces, o lo que es lo mismo, el 41,64% del censo electoral. La abstención, pues, ha superado en 1.065.398 personas al partido más votado, demostrándose que el sistema electoral refleja la decadencia de una formación socioeconómica podrida y caduca como es el capitalismo.

El PP, a pesar de sus políticas nocivas y de ser un partido corrupto y fascista hasta el tuétano – de hecho, durante el proceso electoral andaluz han salido grabaciones de Villarejo que demostraban la zahúrda corrupta que es el Estado y el PP así como la imputación del propio Mariano Rajoy por parte de la Judicatura andorrana – ha sido el partido más votado con 1.582.412 votos, obteniendo 831.634 votos más que en 2018, logrando la mayoría absoluta con 58 diputados de 109 en la cámara. Es interesante constatar que el PP en realidad únicamente ha recibido el apoyo del 24,88% de los andaluces que podían participar en la votación que conformaban el censo, un 43,13% del voto emitido y, sin embargo, obtiene el 53,21% de los diputados. Con lo que el PP va a gobernar en mayoría absoluta habiendo sido votado ni tan siquiera por un andaluz de cada cuatro, retratando que este sistema no es más que la democracia para unos pocos, los que financia y elige – y no en las urnas – el capital financiero.

El PSOE, partido hegemónico en Andalucía hasta ahora, ha perdido 127.182 votos obteniendo 883.707.

Lo que vino a llamarse hace apenas 7 años “la nueva política” con la creación por parte de los monopolios de una muleta para restañar la pata izquierda del sistema – con PODEMOS – y una primera muleta para la pata derecha del régimen – con C’s – al objeto de recuperar el régimen bipartidista (PSOE-PP) y remozarlo, está cumpliendo a la perfección su cometido, fundamentalmente con la pata derecha, mejor dicho fascista, del régimen, que es el PP. C’s ha perdido sus 21 diputados y 540.501 votos de tal manera que en Andalucía, al igual que ha hecho en otras circunscripciones autonómicas, se ha convertido en una fuerza extraparlamentaria mostrando que ya no es necesaria para los capitalistas.

En esa estrategia de salvaguardar la pata fascista del régimen – el PP – carcomida por la corrupción, los monopolios sacaron primeramente la marca naranja, C’s, la cual ya en la práctica está fenecida, para captar el voto que denominan “centrista y liberal” y posteriormente una marca verde, abiertamente fascista para captar el voto de la parte más ultraderechista del PP al objeto de que la pata fascista del régimen, mediante la integración del voto de las tres partes, no perdiera fuelle en los momentos más bajos del PP, fórmula que les permitió gobernar en Andalucía, Murcia, Castilla y León o Madrid. Finiquitado C’s por absorción del PP, la desaparición de VOX se antoja más complicada en tanto que VOX es la reserva reaccionaria de la burguesía que le sirve, por un lado, para blanquear el fascismo del PP y, por el otro, para ubicar el tablero político del régimen en la extrema derecha, que es donde se encuentra actualmente, compitiendo todos ellos por ver quién es más reaccionario. En este sentido el partido fascista VOX obtuvo 97.325 votos más que en 2018 sumando un total de 493.932 sufragios.

Por otro lado tenemos la muleta por la “izquierda” del PSOE, que no es otra cosa que PODEMOS primero y la alianza de todos los oportunistas (IU-PCE-PODEMOS y sus fracciones, organizaciones satélites pequeñoburguesas y trotskistas, etcétera) después, totalmente divididos, donde su único norte no es otro que pelear por las poltronas y las liberaciones para vivir a cuerpo de rey sirviendo a los capitalistas a costa de traicionar, dividir y desviar ideológicamente a los trabajadores. A los rasgos clásicos del oportunismo de IU-PCE-PODEMOS como son el feminismo, el falaz republicanismo dentro del marco burgués, el modelo federal como fórmula para negar la autodeterminación de las naciones que integran el Estado, ecosocialismo y demás basura ideológica burguesa de Por Andalucía (IU, PCE, PODEMOS y demás organizaciones oportunistas que orbitan sobre éstas) para Andalucía – donde las contradicciones de clase se dan con mayor crudeza – los capitalistas están apoyando una nueva formulación oportunista que pivota sobre los ejes trotskistas (y por tanto anticomunistas) y nacionalistas con la que engañar al proletariado andaluz. Sin duda, los capitalistas no han dudado en apoyar a este engendro liderado por Teresa Rodríguez y, sin duda, tratarán de sostenerlo al objeto de fraccionar y destrozar todavía más ideológicamente a la clase obrera.

Esta pelea por sillones y poltronas de trotskistas-nacionalistas (Adelante-Andalucía), por un lado, y PCE-IU-PODEMOS por otro, provocó que todos ellos que en 2018 iban en una única candidatura esta vez fueran divididos en dos, de tal modo que han perdido 136.291 votos con respecto de 2018 y 10 diputados que han ido a parar al bloque fascista conformado por PP y VOX.

Lo que está claro es que esta formulación de salvaguarda del bipartidismo (PSOE-PP) con la denominada “nueva política” – instrumentalizada en C’s y PODEMOS – en las elecciones andaluzas les ha servido para fortalecer dicho bipartidismo. En 2022, el bipartidismo (PSOE y PP) ha obtenido 2.466.119 votos (67,22% de los votos emitidos), lo que significa que ha crecido en 704.452 votos y un 18,53% con referencia a los comicios de 2018. C’s y PODEMOS han cumplido su cometido, recuperar progresivamente el bipartidismo.

Si miramos hacia aquellos que se han presentado en estas elecciones autonómicas andaluzas bajo el anagrama de la hoz y el martillo y con el nombre comunista comprobamos que se han perdido 2.532 votos con respecto del año 2018, sumando entre PCPE y PCTE 7.014 votos, o lo que es lo mismo, prácticamente los mismos votos que el PCPE obtuvo en 2018 y que esta vez se han repartido entre esos partidos.

Nuestro Partido, en base a las resoluciones del Comité Central de 29 de enero de 2022, en las que se decidió “anteponer la lucha revolucionaria y la construcción de órganos de poder popular para la confrontación contra el Estado burgués al electoralismo burgués” ha actuado en consecuencia, no gastando energías en algo que la experiencia en el momento y la situación actual nos señala como estéril, redoblando los esfuerzos en ganar presencia entre la clase obrera, en extender nuestra política y nuestra ideología en los barrios y en los centros de trabajo, y tratando de penetrar en la clase obrera al objeto de abrir paso nuestra ideología y organizar de manera revolucionaria a la clase.

La alta abstención demuestra que el sistema político, aunque recupere el bipartidismo, está en crisis y que cada vez son más los trabajadores que rechazan con la no participación el sistema político. Porque la abstención se produce en la clase obrera no en las capas de la burguesía, cuya participación sí es amplia. Los comunistas deberíamos reflexionar sobre una cuestión importante: La unidad de los comunistas. Pero unidad no para suplantar a la clase obrera sino para levantarla y organizarla para tomar el poder político derrocando la superestructura capitalista. La función de los comunistas no es pelear por sacar mil votos más o menos en las elecciones de turno sino hacer un programa revolucionario que sirva para organizar a los trabajadores a construir sus instrumentos propios de poder y gobernarse a sí misma en confrontación con el Estado burgués. La función de los comunistas es que los trabajadores comprendan cual es la realidad que viven y que tomen conciencia de la necesidad de construir el socialismo. Nuestro partido está comprometido en ello y no escatimaremos en llevar a cabo ese trabajo con las fuerzas que disponemos.

El sistema político y el económico se encuentran en bancarrota. Estamos en un periodo donde los monopolios van a agredir con todas sus fuerzas a la clase obrera y donde los despidos, los desahucios y el incremento bestial de la pobreza entre la clase obrera está cantado. El sistema está carcomido por la corrupción y en términos económicos es inviable, negándose permanentemente a la par que desarrolla la robotización, la automatización de la producción. La clase obrera está ante la siguiente disyuntiva: o acaba con el capitalismo y construye el socialismo o estará condenado a vivir en oprobio, a la ruina y a la muerte. En este momento el Partido Comunista Obrero Español seguirá trabajando con la clase obrera en la construcción de sus órganos de poder, tejiendo la unidad de clase desde el interior de la misma, combatiendo la sectorialización de las luchas en favor de la unidad de todas las luchas de los distintos sectores que componen el proletariado en una única lucha de clases contra el Estado y el capitalismo y por la construcción del socialismo, esto es, por la construcción del Frente Único del Pueblo. Es necesario llegar a la clase obrera para que tome conciencia que ella es la única que puede acabar con la barbarie a la que el capitalismo nos condena, y que es el único sujeto transformador y revolucionario capaz de construir un nuevo mundo libre de explotación y de desigualdad. Mientras la clase obrera no tome conciencia de sí y para sí, mientras no adquiera conciencia de la misión histórica que le corresponde materializar – derrocar el capitalismo y construir el socialismo – la barbarie es lo que nos seguirá ofertando el capitalismo para que cada vez menos se enriquezcan mucho más a costa de condenar a cada vez más seres humanos a la guerra, la pobreza y la muerte. La misión y el deber de los comunistas es hacer que la clase obrera se levante y acabe con el capitalismo y empiece a construir de manera consciente la historia del género humano.

 

¡POR EL FRENTE ÚNICO DEL PUEBLO!

¡POR LA REFORMA AGRARIA ANTILATIFUNDISTA Y ANTIMONOPOLISTA!

¡SOCIALISMO O BARBARIE!

 

Sevilla, 21 de junio de 2022

COMITÉ REGIONAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E) EN ANDALUCÍA