¿El fracaso de la ultraizquierda?

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Hace poco apareció en Rebelión un artículo de Emir Sader bajo el título “El fracaso de la ultra izquierda”. Emir Sader, es sociólogo, científico y político brasileño, coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estatal de Rio de Janeiro (UERJ) al que se le tiene por un erudito marxista.

En dicho artículo ataca con frenesí a los críticos “ultraizquierdistas”, porque estos consideran un fracaso las políticas de los gobiernos progresistas de América Latina, especialmente a los de  Venezuela, Argentina, Brasil, Ecuador, es decir, a todos los gobiernos pos neoliberales. Y a todos les recrimina su sospechoso silencio ante: “las extraordinarias transformaciones  sociales que esos gobiernos han implementado en nuestras sociedades y que han hecho de ellos la izquierda del siglo XXI y referencia hasta para las fuerzas de izquierda en Europa, como en Grecia, España y Portugal, entre otros”.

 En el plano comparativo Sader echa en cara a la ultra izquierda de no haber sido capaz de presentar ningún resultado de sus posiciones, que no han cuajado en ningún país del continente –americano-, y tampoco en Europa” Luego coteja la participación en las elecciones de esa ultraizquierda al objeto de quitarle toda la fuerza y la legalidad para enjuiciar.

Empero, la reflexión de Sader carece de rigor por cuanto hace comparaciones subrepticias en la antinomia reformismo y revolución que él considera la misma cosa, ocultando también algunos elementos de opinión muy importantes para llegar a conclusiones tan arriesgadas. Además, parte de una base falsa y enredadora como es el pretender que solo puede haber un objetivo marcado por las características de la época contemporánea, el de frenar el neoliberalismo, acabar con él: “el objetivo mayor de la izquierda hoy es derrotar y construir alternativas concretas al neoliberalismo, proyecto en que han avanzado tanto los gobiernos de América del Sur”. Lo que viene a decir Sader es que la ultra izquierda no analiza su propio fracaso con el propósito de no descubrir su incapacidad para ofrecer alternativa al neoliberalismo.

El politólogo brasileño reabre un viejo debate entre reformas o transformación del modo de producción. Y aunque lo hace a hurtadillas lo pone en solfa de la manera más desquiciada a través del practicismo, con la pretensión de evitar una discusión ideológica en toda regla. Su resumen consiste en enfatizar lo que ellos han hecho en tanto que nosotros no hacemos nada y los criticamos ocultando lo que han llevado a la práctica.

En este escrito intentaremos refutar a Sader desde el punto de vista de nuestro país y de sus adláteres: Podemos e IU.  Y debemos comenzar incidiendo en su mayor error: El neoliberalismo no es una modalidad o una escuela más entre otras de los economistas burgueses, sino que se da en una etapa del capitalismo y es consustancial a ella, la del imperialismo. El reformismo tradicional ha tratado de particularizar los rasgos distintivos del neoliberalismo en dos: La no intervención del Estado en la economía y la negación, por tanto. del llamado Estado del bienestar. A partir de 1991 en plena crisis ya del capitalismo mundial la neutralidad del estado ha sido quebrantada por gobiernos y economistas neoliberales y supuestamente contrarios a estos, amén de las instituciones mundiales del imperialismo, sin que el neoliberalismo teórico se haya derrengado por derroteros contradictorios.

Lenin advirtió certeramente que con los monopolios se forja el imperialismo tendiendo forzosamente a la reacción –económica y política- el capitalismo. Para continuar que después del imperialismo por su alto grado de socialización de la producción solo existe o puede existir el socialismo. Quiere decir, que no se puede acabar con el neoliberalismo, si no es con la revolución socialista. Claro que la tesis del oportunismo moderno consiste en hacer severos distingos entre el imperialismo neoliberal y los países emergentes, de esta forma sustentan la idea de apoyarse en estos nuevos mastodontes económicos, que no son imperialistas ni neoliberales, para frenar las hostilidades estadounidenses y europeas, los máximos exponentes del neoliberalismo.

A tal conclusión llegan también determinados partidos comunistas del mundo haciendo caso omiso a las investigaciones leninistas confirmadas por la historia. El imperialismo para Lenin es un concepto económico, no solo estratégico y belicoso que es consecuencia de lo económico y precisamente Brasil, junto con China, Rusia e India conforma el grupo económico imperialista emergente denominado “BRIC”, por consiguiente, en el país de Sader no solo no se ha logrado neutralizar al neoliberalismo y menos acabar con él, sino que además lo han entronizado. La justificación que se pretende entre los dirigentes de los países latinoamericanos es que la convivencia con los monopolios es necesaria para la creación de una potente fuerza productiva indispensable para construir el socialismo. Ponemos en tela de juicio que las multinacionales, monopolios y banca extranjera se presten a conciencia a servir de comparsa para favorecer la implantación del socialismo. En todo caso, por un lado nos dicen que luchan contra el neoliberalismo y por otro, introducen imperios en sus propios países. Y esta contradicción no las quieren meter de matute como el éxito grandioso en la investigación ideológica y económica del siglo XXI.

Mientras el imperialismo no sea vencido en toda regla; aunque exista un espacio de tiempo en el que un gobierno no sea de su apaño, conservará la frescura y toda su potencia intactas, sustentada en las posibilidades que le ofrecen el parlamento burgués y la economía burguesa. En definitiva, juega en su terreno, siempre esperando el desgaste del enemigo al que devorará tarde o temprano, entonces vendrán los lamentos, porque ese imperialismo feroz descarna su deshumanizada violencia sobre un pueblo indefenso. ¿Acaso, no es ésta la historia del capitalismo?

Es muy difícil, mejor dicho, imposible vencer al capitalismo respetándole su poder y sus armas económicas, tarde o temprano ganará la batalla decisiva, porque no existe final en ese llamado período de transición mientras los medios de producción los mantenga el burgués. Los primeros reveses de Argentina, Venezuela y Bolivia ratifican lo que la ciencia marxista-leninista predijo, es un aviso serio de las probabilidades del neoliberalismo –capitalismo-. Al no tener el control de la economía, los gobiernos “progresistas” no pueden precisar su acción en un período prolongado en el tiempo, viéndose impelidos a resolver in sito con actitudes caprichosas los problemas que crean las empresas capitalistas en su misión de desestabilizar al gobierno, lo que nada tiene que ver con un planteamiento revolucionario y científico dirigido a allanar el camino hacia el socialismo.  Basta recordar algunas emisiones de radio protagonizadas por Chávez y Maduro quienes amenazaban a bancos extranjeros de proceder a su nacionalización, previo un pago justo de no acceder a la petición de préstamos de la gente del pueblo. Ni siquiera hablamos de la socialización, nos referimos a que  la nacionalización no es contemplada como una medida de transformación estructural concebida, en cambio la utilizarían para castigar la conducta de un empresario. El populismo es eso precisamente, la ausencia  de todo método racional.

En este contexto, sí podemos decir que se trata del comienzo de un fracaso porque en la mente de los dirigentes estaba y está que ese era y es el camino seguro y único para la redención de los pueblos. Nuestro deseo es que esos pueblos se rehagan y asesten el golpe mortal a sus enemigos antes de que estos hagan lo propio con ellos. Pero de ninguna de las maneras podemos aceptar que se denominen gobiernos pos neoliberal, como asegura Sader.

El “marxista” brasileño sortea como puede esta discusión, la elude con un ataque estratégico intentando callarnos la boca, porque según él los comunistas                       -ultraizquierda- no hemos dado un solo paso y esto es tan falso como glorificar a IU y PODEMOS. Aunque quizás haya que darle la razón cuando habla de que los gobiernos latinoamericanos pos neoliberal, se hayan convertido en la referencia de algunos grupos de Europa, en nuestro caso IU y PODEMOS, en los que se detectan los signos de la irracionalidad y de la espontaneidad.

¿Cuál es la ideología de IU y PODEMOS? No creemos que ninguno de sus dirigentes sea capaz de explicarlas, como tampoco se atreven a hacerlos los líderes del neoliberalismo en América Latina. Sin embargo, los dos grupos españoles han adoptado para sí todos los defectos que infieren las políticas “anti neoliberales”. Por su parte IU cambia de programa y de táctica cada vez que se celebran unas elecciones, dependiendo de sus resultados. IU no tiene un programa referencial asentado, todo está sujeto al número de votos alcanzado. No nos puede sorprender porque la alianza reformista, al igual que cualquier otro partido burgués no está pensada para la revolución socialista, su proyecto es ganar las elecciones y se somete al dictamen de la psicología popular, no para elevarla a conciencia de clase, sino para ajustarse a ella y obtener mayor rentabilidad electoral. Sus sucesivas experiencias en los gobiernos autonómicos y  municipales han sido nefastas mimetizándose con la derecha más rancia como es el PSOE y su equivalente el PP.

En cuanto a PODEMOS no encontramos causas para decir lo contrario, pese a que aún no  haya sufrido la experiencia necesaria para clasificarla. Pero no es menos cierto que sin haber probado esa experiencia y conforme las encuestas han ido saliendo, esta formación ha ido también abjurando de alguno de sus principios. Su programa tiene poco de racional, porque al igual que IU y sus referentes latinoamericanos entienden el capitalismo como un ente exangüe, vulnerable e incapaz de reaccionar. El voluntarismo son sus armas más frágiles, pues creen que a los dirigentes de los grandes imperios se les puede convencer con palabras de niños sabelotodo, tal como le sucedió al inefable Tsipras.

Las fuerzas centrípetas del capitalismo son insaciables y todo cuanto se quiera hacer o lograr en su seno ha de ser bajo sus leyes naturales de producción, que se halla por encima de cualquier cabeza pensante, de cualquier pseudo revolucionario.

IU, PODEMOS y sus correligionarios latinoamericanos se conforman con lo que hacen para enfrentar sus hechos a la supuesta inactividad de los “ultraizquierdistas” o comunistas. Pero hacer sabiendo que las experiencias históricas en el mundo se oponen a ello no es nada positivo, no constituye ninguna credencial para lograr el triunfo en el debate.

La táctica aplicada por la burguesía en nuestro país en estos años de crisis ha sido aleccionadora. Ante el temor de que la indignación del pueblo se radicalizara y comenzase a cuestionar el sistema, auspició el éxito de los dirigentes de PODEMOS promocionándolos en los medios de comunicación masivos, algo sin precedentes en la historia de nuestro país. Los frutos cosechados por el régimen han sido extraordinarios. En primer lugar, las elecciones europeas tuvieron lugar en el peor momento para la institución continental, desprestigiada ante el pueblo por su toma de decisiones que han conducido a las clases trabajadores y a las clases populares a una situación económica insoportable. La presencia de PODEMOS no sirvió para arrancar el voto masivo en favor del organismo supranacional, pero evitó la querella planteada: SI o NO a Europa. Con solo un 3% del censo electoral PODEMOS se convirtió en el centro de atención de la prensa, radio y televisión europea, quedando oscurecida la intencionalidad que subyacía en los resultados electorales. La gran burguesía española en su conjunto respiró y de qué manera.

Antes de la aparición de PODEMOS, el pueblo en la calle exigía reivindicaciones como ¡NO A LA CORRUPCIÓN! ¡MÁS DEMOCRACIA! ¡NO A LOS DESAHUCIOS!… Pero sobre todo el pueblo ponía en cuestión las elecciones concebidas para los grandes partidos y las instituciones del Estado. Se temía una gran abstención y cada vez era más gente la que salía a la calle a protestar. La irrupción de PODEMOS en la política, desvía de nuevo la atención de amplias masas: Cesan las manifestaciones y huelgas y se deposita todas las ilusiones en las próximas elecciones.

Este es el papel que la historia y la gran burguesía le concede al reformismo, que en nuestro país ha servido fielmente a los deseos del capitalismo cada vez que éste se hallaba en peligro.

El Sr. Sader sabe que mientras el reformismo exista, no habrá avances sociales ni políticos dignos de mención que prepare a los trabajadores en su lucha por el socialismo, al revés. Porque su hacer no se proyecta para facilitar la toma de conciencia de los trabajadores, más bien la impide colocando al movimiento obrero a merced de sus enemigos de clase. Por eso no podemos callar ante un falso avance del reformismo porque significa un verdadero atraso de los trabajadores y no podemos callar, porque hablar en esas condiciones es hacer revolución, es señalar con el dedo de la mano a los que se interponen a un trabajo eficaz de las fuerzas revolucionarias.

Mas dicho todo esto, nuestro partido, se muestra solidario con los trabajadores y pueblos de América Latina y seremos participes de las luchas antiimperialistas con nuestros hermanos de clase. Estaremos al lado de los gobiernos en su lucha contra los imperios y les tendemos la mano en aras del internacionalismo mutuo proletario.

 

 




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