Así es como podemos calificar la propuesta de la formación socialdemócrata PCE en su documento titulado «La Alternativa Republicana del PCE». Desgranemos párrafo por párrafo la retahíla de patadas al marxismo que contienen algunos de los párrafos del documento. Dice la socialdemocracia que:
«La Democracia Participativa debe ser herramienta en la lucha contra el neoliberalismo y por la construcción del socialismo. Recogiendo los fundamentos teóricos del concepto de la “dictadura del proletariado”, planteamos una concepción radical de la democracia que defienda los derechos de la ciudadanía, tienda a la igualdad social y se
base en la participación y el protagonismo de las personas.»
Un comunista aquí lo primero que preguntaría es, ¿democracia para que clase? No existe la democracia en abstracto, señores del PCE, en una sociedad dividida en clases sociales con intereses antagónicos. O hay democracia para los explotados, o hay democracia para los explotadores.
Por otro lado, para ellos, el problema se reduce al neoliberalismo que no es más que una forma de gestionar el capitalismo. La socialdemocracia de raíz keynesiana que en PCE defiende significa igualmente capitalismo, significa igualmente que unos están privados de la propiedad de los medios de producción y significa igualmente capitalismo. No existe el capitalismo de rostro humano, que los señores del PCE asocian con la socialdemocracia que propugnan.
Pero lo que clama al cielo es que hablen de que sus propuestas recogen los fundamentos de la dictadura del proletariado. Señores del PCE, esto es de primero de marxismo: la dictadura del proletariado es una dictadura de clase, de la clase obrera y las masas trabajadoras que por medio de la violencia imponen su dominación de clase a los que otrora eran explotadores. ¿Dónde hablan ustedes de clases en su texto, si para su concepción interclasista sólo existen ciudadanos y personas?¿Acaso los burgueses no son ciudadanos y personas, o vienen de Marte o Saturno?¿Igualdad social de quién, de quienes tienen la propiedad privada de los medios de producción en sus manos con aquellos que sirven de mercancía para que acumulen cada vez más capital?¿Todo ello sin tocar la base económica de la sociedad, esto es, sin poner fin al modo de producción capitalista?¿La democracia de la que hablan, para que clase es?
Asimismo, ¿como pretenden compararnos su podredumbre ideológica pequeño-burguesa con la dictadura del proletariado si esta se produce en el período de transición del socialismo al comunismo, con la clase obrera en el poder y dueña de los medios de producción, ambas cosas que ustedes ni se plantean en su programa?¿Es que acaso hay cabida para la dictadura del proletariado dentro del capitalismo, que es dictadura de la burguesía en su esencia? No nos mientan, no nos engañen, no conviertan a Marx en un adocenado liberal.
«1. La cuestión del Poder: hay que empoderar a la ciudadanía, y en particular a la juventud, a través de su acción directa sobre los asuntos públicos, creando espacios para su participación que garanticen la autonomía de la sociedad civil, frente al tutelaje respecto a la administración. Las y los jóvenes deben dejar de ser sujetos pasivos y receptores de lo que les imponen las instituciones, y pasar a ser sujetos activos y creadores de las políticas que deben gestionar sus representantes.»
Sociedad civil, ciudadanía, juventud, instituciones, administración… observemos el lenguaje, ni un sólo término de clase, asunción total de la superestructura jurídico-política de la sociedad burguesa la cual quieren cambiar para hacerla más presentable a su pensamiento progre y pequeño burgués, pero claro: sin tocar la base de la que emana esta superestructura que no es otra que la propiedad privada de los medios de producción y las relaciones de producción entre las distintas clases que de ella se derivan.
Es de primero de marxismo, perdón, de parvulario de marxismo el saber que la cuestión del poder se dirime en la lucha de clases antagónicas con el triunfo de esta o aquella clase y la aparición de la nueva sociedad que supera dichos antagonismos. Los marxistas, los auténticos, consideramos que el Estado no es un ente abstracto por encima de las clases sociales y que sirve para ejercer de «árbitro» en los conflictos que se dan entre clases(entre trabajadores y empresarios) sino que es el arma de dominación de una clase sobre otra. Es decir, esas administraciones y esas instituciones a las que el PCE tiene tanta querencia no son más que el aparato del Estado, la forma que toma la dominación de clase, el instrumento de violencia del que se sirve la burguesía para mantener las relaciones de producción existentes. Para ustedes falla la gestión del estado, porque para ustedes el Estado no tiene carácter de clase.
Para un marxista, lo que deben hacer las clases y capas sociales oprimidas por el capitalismo es crear sus propios órganos de poder, organización y democracia obrera desde los centros de trabajo, desde las fábricas, desde los barrios obreros, desde las asambleas de jornaleros, de estudiantes, etc. Todo esto no con el sentido de reconducir estas luchas dispersas a las instituciones del Estado burgués y pillar una poltrona, sino para que se unan y formen sus embriones de poder, como hemos dicho para formar el caparazón del Estado obrero. Dicho estado confrontará durante un tiempo con el burgués(las instituciones y administraciones que ustedes adoran) y será en la lucha entra ambas donde se imponga una u otra. Es decir, el poder popular es organizar el estado obrero para darle la parada al estado ahora existente, como vemos el marxismo es antagónico a lo que propone el PCE.
- La contradicción entre ciudadano y consumidor: la ciudadanía, desde su ámbito local, tiene que tener herramientas y espacios en los que manifestar y hacer valer sus intereses, contradictorios con las políticas de dominio global. Esta contradicción se hace más patente aún entre la juventud, por lo que es necesario dotarlas de estas herramientas de participación e inclusión en la vida política y social para que deje de ser una generación excluida.
¡Albricias! ya no existen contradicciones entre burgueses y proletarios, sino entre ciudadanos y consumidores. Ya no existen clases sociales, sino que existe la ciudadanía. Ya no existe la burguesía, y unas leyes científicas de desarrollo del capitalismo sino unas «políticas de dominio global». Pero ¿quienes son los que dominan, según el PCE?¿Porque esas políticas y porqué ese dominio? Vemos como la contradicción está en la «teoría» del PCE pues implícitamente esta reconociendo el dominio de la burguesía a la misma vez que niega la existencia de clases sociales con intereses antagónicos. Esto, en lenguaje sencillo, es una pirueta donde se comprueba una vez más como han abjurado del marxismo.
Señores del PCE, vivimos en Capitalismo Monopolista de Estado. Los estados no son más que meros banqueros y ejecutores de los intereses de los monopolios, que son los que dictan esas políticas de «dominio global». Los Estados , instrumento de los monopolios, a su vez, se agrupan en grandes organizaciones supranacionales para competir con otros Estados que son instrumentos de otros monopolios foráneos con los que están en competencia. Nace así el imperialismo, y nacen así los grandes bloques imperialistas que ejecutan los intereses de los distintos monopolios: esas «políticas de dominación global» que tanto les disgustan. Pero helo aquí, otra contradicción en su programa político socialdemócrata: si como hemos explicado las «políticas de dominación global» las dictan los grandes bloques imperialistas, que a su vez son el instrumento de los monopolios, ¿porqué ustedes tienen tanta querencia a la Unión Europea que no es más que la representación de los intereses de los monopolios europeos, es decir, un bloque imperialista? Se quejan de las «políticas globales» a la misma vez que forman parte, y apoyan, esos instrumentos de dominación. Otra vez vuelven ustedes a darle patadas al marxismo, al carácter de clase del Estado, y a cuanto de revolucionario o clasista haya en la teoría de Marx, Engels y Lenin.
3.La construcción de hegemonía, toma de conciencia, politización y movilización van de la mano, así, estableciendo mecanismos permanentes de participación real sobre los conflictos reales, la ciudadanía tomará conciencia de sus intereses. Por un lado, entenderá que la resolución de sus conflictos concretos no viene del aparato burocrático del Estado, y por otro, tomará conciencia de que su práctica transformadora defendiendo sus intereses, construye hegemonía, para lo que es imprescindible construir un espacio unitario en el que se vuelque la juventud.”
Señores del PCE, ¿qué ciudadanía va a tomar conciencia de sus intereses? Porque Botín, Koplowitz, los Entrecanales, etc tienen muy clara su conciencia y sus intereses.
Toda esta verborrea hegemonista oculta que la única hegemonía se construye en torno a la CONCIENCIA DE CLASE. Es la clase obrera, tomando conciencia de que es clase en sí y para sí, el motor de los cambios. Vemos como ustedes abjuran de nuevo del marxismo al no considerar a la clase obrera el sujeto de cambio, el sujeto revolucionario y toman a un abstracto concepto como el de ciudadanía(concepto de la Revolución burguesa donde cabe todo) como sujeto de cambio. No pueden estar más alejados del marxismo.
Será la introducción del socialismo científico entre los elementos más avanzados de la clase obrera, tarea que cumple el partido, y la fusión de estos elementos con dicha teoría la que realmente haga que la clase obrera tome conciencia de su misión histórica. Asimismo la clase obrera, clase para sí, creará los instrumentos de poder de los que hemos hablado en los primeros párrafos
En definitiva, una vez más de comprueba como el PCE mantiene un programa político alejado del marxismo más básico, es una organización que se sitúa en la socialdemocracia como hemos demostrado y que niega el carácter de clase del Estado burgués, niega la existencia de clases sociales y niega la revolución y la auténtica Dictadura del Proletariado. Quizá algunos militantes del PCE nos reprochen que ellos son muy comunistas y leninistas, sin embargo, un partido no se califica por la opinión personal de este u otro militante sino por los documentos oficiales emanados de sus órganos y Congresos. Y esto es lo que hay, es literal, no nos inventamos nada. Por otro lado, muchos de estos reformistas al verse desenmascarados, en su desesperación nos llamarán «puros» o quién sabe que otros adjetivos. No señores, no es una competición para ver quién es más o menos sino de tener una mínima base marxista. Mínima, porque las cosas que hemos comentado en este artículo son de primero de marxismo, o de parvulario de marxismo. No llegan sus documentos oficiales ni a ese nivel, como se ha demostrado irrefutablemente.
Nuestro humilde consejo es que tengan como referentes teóricos a Marx, Engels o a ese Lenin del que renegaron congresualmente a finales de los 70, al menos les ayudará a no elaborar propuestas alejadas del marxismo como las que tenemos entre manos.