La prioridad de Madrid son los empresarios, no la salud del pueblo

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El pueblo de Madrid está siendo testigo de un dominó de acontecimientos deplorables, cada cual peor que el anterior, por parte de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. La sucesión de atentados contra la clase obrera que ha protagonizado a lo largo de las últimas semanas subrayan, una vez más, que el Gobierno regional solo tiene ojos para los bolsillos de la burguesía. Para estos gestores de los intereses de los explotadores, la vida del proletariado carece de valor desde el primer momento en que estorba los privilegios de sus señores.

El miércoles 6 de mayo, la Comunidad de Madrid, dirigida por una coalición entre el Partido Popular y Ciudadanos, optó por solicitar la entrada en la fase 1 de la desescalada. La petición llegó tarde y no venía firmada. Ni siquiera por el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, que también se oponía a pasar de fase. El Ejecutivo comunitario formalizó la solicitud a las 22.30 horas. Ese mismo día por la mañana, no obstante, la propia Díaz Ayuso consideraba que Madrid todavía tenía que reducir el porcentaje de enfermos en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) antes de pasar a la fase 1. En paralelo y casi simultáneamente a sus declaraciones, el vicepresidente regional, Ignacio Aguado, sostenía por el contrario que la Comunidad “tiene un sistema sanitario robusto preparado para pasar de fase”.

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En cualquier caso, la Comunidad de Madrid trasladó al Ministerio de Sanidad su petición de pasar a la fase 1. Al parecer, la capacidad del sistema sanitario madrileño se fortaleció milagrosamente a lo largo del día como para que Díaz Ayuso cambiara fugazmente de opinión. Un día después, la ahora exdirectora de Salud Yolanda Fuentes presentaba su dimisión y la presidenta anunciaba una “importante reestructuración” de la Consejería de Sanidad.

Ante la renuncia de quien fue ni más ni menos que la máxima responsable de coordinar la respuesta sanitaria en Madrid, Díaz Ayuso, en un acto de soberbia y fanfarronería infantil, se negó a reconocer las labores profesionales de la médica jefa y manifestó que “no había tenido ocasión de hablar con ella”. Dudosa aptitud la de una presidenta que, en la contingencia epidemiológica más importante del último siglo, que se está cobrando la vida de miles de trabajadores, admite que toma decisiones sin comunicarse con la directora de Sanidad.

En su carta de dimisión, Fuentes argumentaba que la petición de avanzar en la desescalada “no estaba basada en los criterios de salud”. Díaz Ayuso, por su parte, aseguró que la exdirectora “no quería dar el siguiente paso”. “Yo sí”, manifestó, tras lo cual admitió que tomó la decisión tras reunirse “con sectores económicos”. “Yo también hubiera sido la primera que me hubiera quedado esperando, pero es cierto que también a lo largo de la semana, según me he ido reuniendo con distintos sectores económicos, que son los que levantan la economía, los que emplean, y viendo también la situación que tenemos con las familias más vulnerables, y viendo que las UCI las podemos estirar, hay que tomar una decisión”, expresó Ayuso en su abierta defensa del capital.

La presidenta de la Comunidad de Madrid no considera importante escuchar los criterios de la directora de Salud, que argumentaba que relajar las medidas causaría un repunte de contagios y más muertos. Pasa olímpicamente de ella, pero, en cambio, sí tiene tiempo e interés en escuchar a los burgueses y pequeñoburgueses preocupados por las pérdidas económicas causadas por la pandemia. “Madrid es un motor económico”, esgrimía. Se le olvida que también es el epicentro del brote en España, con el 29% de los casos de todo el país. Queda demostrado una vez más a qué clase sirven los de Díaz Ayuso. Prevalecen los “criterios económicos”, o, mejor dicho, los intereses de la burguesía frente a los de la clase trabajadora. Si para evitar la quiebra de empresas es necesario sacrificar algunas vidas obreras más, la Comunidad de Madrid no tiene ningún reparo en dar luz verde a la operación del matadero. En humo quedan las fotografías y actos simbólicos de la presidenta en los hospitales madrileños.

Para más inri, Díaz Ayuso anunció el pasado domingo 10 de mayo su intención de construir un hospital de 1.000 camas para tratar epidemias, de cara a la segunda oleada de coronavirus del próximo otoño. Según desarrolló el lunes, este nuevo hospital se hará a imagen y semejanza del montado en el Ifema. “Vamos a construir un hospital que, dependiendo de las épocas si hay rebrote, esté dedicado a ello”, precisó.

Alguien debería recordarle a Díaz Ayuso que la Comunidad de Madrid ya contaba en 2014 con un hospital monográfico en casos de alerta de epidemias: el Hospital Carlos III. No obstante, el Gobierno del PP, entonces presidido por Ignacio González, llevó a cabo una reestructuración que derivó en su desmantelamiento y el Hospital Carlos III acabó convertido en un centro de media estancia dependiente del Hospital La Paz. Como no puede ser de otra manera, la hipocresía, el cinismo y las reacciones tardías convergen cuando los políticos de la burguesía comparecen para aplaudir el sistema público que tanto han mutilado con recortes y privatizaciones en los últimos años.

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La guinda del pastel en la cadena de infamias de la presidenta llegó muy recientemente, cuando se destapó que está “pasando la cuarentena” en no uno, sino dos apartamentos de un apartahotel de los que uno resulta ser una ‘royal suite’ valorada en 200 euros/noche. Díaz Ayuso disfruta, no obstante, de un precio especial de 80 euros/noche “por la larga estancia”. Tras horas de silencio, el Gobierno regional aseguró el martes que quien corre con los gastos del apartahotel de lujo en el centro de la capital es Díaz Ayuso y no la Comunidad de Madrid. Sin embargo, como ha comunicado Room Mate, la empresa propietaria, la presidenta “contrató sus servicios antes del estado de alarma”. Curiosa cuarentena la de nuestra visionaria presidenta, que anticipaba el desastre sanitario antes que ninguno.

Nadie aclara tampoco cómo es capaz de pagar semejante factura. O nunca antes se recompensaba tan bien ser un perro fiel de la burguesía, o en la Comunidad de Madrid se ha cometido un delito de malversación de fondos públicos. Por si fuera poco, ayer miércoles 13 de mayo, la Comunidad modificó un contrato con una cuantía de más de medio millón de euros inicialmente atribuido “por error” a la cadena hotelera Room Mate, la misma que tiene alojada a la presidenta durante el confinamiento general.

Y es que Díaz Ayuso es un peón de la burguesía, defiende abiertamente los intereses de los explotadores y, como tal, es pagada en consecuencia. Pequeños y grandes lujos encubiertos durante su mandato a cargo de los empresarios, a quienes protege con sus políticas, que más grandes y descarados serán aún cuando se retire –puertas giratorias, cargos millonarios, etc.–. Así es cómo funciona el capitalismo; así es como se legaliza la corrupción; así de podrido es este sistema criminal.

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Los trabajadores estamos demostrando, ahora y antes, que somos los que lo producimos todo. Somos los que pagamos con nuestra sangre y sudor los costes de la crisis. Nosotros ponemos los muertos. Ni en tiempos de pandemia dejaremos de ser el sostén del sistema explotador de la burguesía. Y así lo seguiremos siendo, cada vez en condiciones de mayor miseria, hasta que no acabemos con la raíz de nuestros problemas: el sistema capitalista.

Una vez más se muestra que la única solución ante este sistema criminal, que nos condena a las mayores de las miserias, es un sistema en el que se prime la salud por encima de la economía; un sistema en el que todas las personas tengan acceso a la sanidad y que sea capaz de dar servicio a todas las personas sin distinción; un sistema en el que se garanticen todas las necesidades básicas de la población y en el que nunca más la salud de las personas sea motivo de especulación. Una vez más, se demuestra que la única respuesta es el socialismo.

Solo la organización obrera puede poner fin a la salvaje explotación a la que nos someten los Gobiernos de la burguesía. Hoy más que nunca, desde el Partido Comunista Obrero Español (PCOE), llamamos a todas las capas populares oprimidas por la burguesía –obreros, desempleados, pensionistas, jornaleros, sanitarios, etc.– a organizarse en torno a un Frente Único del Pueblo (FUP) para defender la sanidad pública y de calidad, combatir juntos al enemigo de clase y su sistema capitalista, y tomar de una vez por todas las riendas de nuestro destino.

 

¡Trabajador, lucha por tus derechos, lucha por tu pueblo!

¡Acabemos con el virus capitalista!

¡Salud y dignidad para la clase obrera!

¡Socialismo o Barbarie!

Comité Regional del Partido Comunista Obrero Español (PCOE) en Madrid




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