La violencia ejercida hacia el pueblo palestino sigue sin castigo para sus responsables

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El Representante del Estado de Palestina ante las Naciones Unidas Riad Mansur, ha denunciado ante esta organización que Israel está cometiendo una masacre, por lo que exigió al Consejo de Seguridad que asuma su responsabilidad y se pronuncie sobre la cuestión, enviando una señal clara a Israel.

Las cifras dejan cerca de 30 muertes desde el pasado viernes y más de 2.500 heridos. El objetivo del gobierno de Israel mediante estas acciones militares contra la población civil desarmada no es otro que castigar al máximo a los palestinos con el fin de que abandonen su tierra y se marchen a otros lugares y también provocarles para que respondan con violencia y tener así la excusa para nuevos ataques. Una muestra de esto es la que ha protagonizado el embajador israelí ante la ONU, Danny Danon, que dijo que el Consejo de Seguridad debería “condenar a Hamás por explotar a niños como escudos humanos”. El cinismo del que hace uso el gobierno Israelí es un insulto perverso y criminal hacia todas las personas que observamos desde lejos con dolor en nuestros corazones como los soldados Israelíes usan fuego directo contra manifestantes desarmados. Pero estos ataques vienen soportándolos el pueblo Palestino desde hace muchas décadas. Habría que recordarle al embajador israelí que en julio de 2002 Israel reaccionó para evitar lo que podría causarle una catástrofe política. Con la intervención de diplomáticos europeos, las organizaciones políticas palestinas, Hamás incluida, acordaron suspender todos los ataques con la intención de facilitar las negociaciones entre la Autoridad Palestina e Israel y la mediación internacional. Una hora antes de hacer público el acuerdo, las autoridades israelíes ordenaron que un avión de combate F-16 arrojase una bomba de mil kilos en un barrio altamente poblado de Gaza, que resultó en la muerte de un líder de Hamás, once niños, cinco adultos y 140 vecinos heridos. Cuando alguna intervención diplomática avanza pasos hacia la paz, los Israelíes las destruyen para no tener que negociar. Esto unido al apoyo que los Estados Unidos como país con derecho a veto en la ONU es más que suficiente para que los abusos de los sionistas sigan cometiéndose. Habría que preguntarse quiénes son los verdaderos terroristas, los que provocan una violencia perpetua hacia los más vulnerables o los que aguantan todo tipo de maltrato, humillación y matanzas indiscriminadas.

Después de los últimos acontecimientos, a la Unión Europea no le ha quedado más remedio que realizar un comunicado fariseo en respuesta a los enfrentamientos mortales en la frontera de Gaza con Israel, por una cuestión de imagen internacional. Haciéndose serias preguntas sobre el uso proporcional de la fuerza que debe abordarse. Si la UE hubiera querido pedir responsabilidades de verdad al gobierno de Israel ya lo hubiera hecho hace mucho. Israel tiene firmado con la UE el Acuerdo de Asociación (como parte de la cooperación Euro-Mediterránea). Su artículo segundo dice:

Las relaciones entre las partes han de basarse en el respeto a los derechos humanos y a los principios democráticos, los cuales guían sus políticas nacionales e internacionales y constituye un elemento esencial de este Acuerdo

La Unión Europea, pues, no cumple sus propios acuerdos, por lo cual está incurriendo en una ilegalidad inequívoca no ahora sino desde hace mucho tiempo. Estos acuerdos datan de antes del año 2000. En la «Operación Plomo Fundido» (2008) resultaron muertos 1.400 palestinos de los cuales 320 eran menores de 18 años; en la «Operación Pilar Defensivo» (2012) 167 palestinos muertos de los cuales 32 eran menores; «Operación Frontera Protegida» (2014) 2.200 palestinos muertos entre estos cientos de niños, 18.000 casas destruidas y 100.000 personas sin hogar. Tan solo cinco civiles israelíes murieron y también 67 soldados. Las cifras son desigualmente apabullantes por lo que si hubieran querido acabar con la violencia y las violaciones de los Derechos Humanos ya lo hubieran hecho hace mucho.

Además de estos actos criminales los palestinos tienen que soportar en la vida cotidiana, el muro de separación con Cisjordania. Este está destinado a detener cualquier desarrollo del pueblo palestino. Las fuerzas de ocupación prohíben la entrada a los pueblos aislados tras el muro de todos los productos llegados en vehículos desde Cisjordania, obligándoles a transportar todo lo que lleven a pie. Los soldados examinan cada paquete, lo abren o tiran todas las cosas. El resultado son pérdidas a gran escala, o bien les obligan a esperar a la intemperie hasta que las fuerzas de ocupación israelíes deciden abrir las puertas. Incluso cuando las puertas están abiertas hay infinitas dificultades para la gente que quiere pasar suponiendo un tormento diario. Los asentamientos se multiplican, viéndose acorralados en ocho fragmentos territoriales rodeados por alambradas de espinos.

Israel no acepta las visitas de representantes en misión de investigación de las Naciones Unidas y otras organizaciones a los lugares donde ha llevado a cabo ataques el ejército israelí. Por lo que el llamamiento del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, respaldado por la UE, por una investigación independiente y transparente sobre la violencia, no sirve para nada. Si acaso para dar un pequeño tirón de orejas al gobierno de Israel para que al menos el control que ejercen sobre los palestinos no traspase mucho la línea roja de los asesinatos.

Israel jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, pero también existe un desprecio de los países más poderosos, en particular Estados Unidos, por la legislación internacional; esto hace que no sea tan difícil para Israel incumplirla a su vez. La Comunidad Internacional es un club de mercaderes y banqueros con posturas ambiguas y discursos vacíos, mientras Palestina aguanta ataques preventivos, ocupación de sus tierras, expulsión, torturas de prisioneros, limpieza étnica y genocidio. Ellos están pagando el holocausto realizado en Europa, los palestinos nunca fueron, ni son antisemitas y saben diferenciar entre judíos y sionistas, por mucho que los medios masivos de manipulación nos inviten a creer lo contrario. El colonialismo no es un asunto del pasado, un ejemplo es Palestina donde los imperialistas sionistas operan con total impunidad estableciendo posiciones militares, saqueando los recursos naturales obteniendo ganancias directas, oprimiendo al pueblo palestino.

Los colonialistas y capitalistas son los enemigos de la humanidad, son los que oprimen, expolian y aplastan siempre a los más vulnerables, se valen de la cultura individualista que promueve una civilización egoísta, racista y depredadora que pretende que olvidemos la historia de los pueblos reprimidos y su rebeldía, que pensemos todos como conviene a los dominadores.

M. García, militante del Partido Comunista Obrero Español en Badajoz




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