Si hay algo que es muy recomendable en política es estudiar bien al enemigo. Para ello nos serviremos de un texto de Lenin, presentado en el Congreso de la III Internacional del 4 de marzo de 1919. El texto se llamaba “Tesis e informe sobre la democracia burguesa y la dictadura del proletariado”. El texto se estructura sobre 22 puntos que van desgajando todas las mentiras que la burguesía introduce en el lenguaje común, que normalizan la explotación en amplios sectores de la clase obrera más atrasada ideológicamente y que son compartidos por elementos revisionistas que generalmente participan en el parlamento, en su caso eran los mencheviques.
Sabemos ya que mediante el estudio de la realidad económica desde la dialéctica materialista, lo viejo lleva en sus entrañas a lo nuevo que ha de nacer de su contradicción dando paso a la negación de la negación. El máximo desarrollo de las relaciones de producción se convierte en un freno para el progreso humano y quedan superados por el nuevo sistema que surge de sus entrañas. Tenemos el caso de la producción mercantil simple de la época feudal que es sustituida por la producción capitalista por el rápido avance de los medios de producción. Aparece el telar mecánico que desplaza a miles de artesanos a la producción en serie y mediante la división del trabajo pierden las virtudes de su trabajo artesano para caer en un trabajo monótono y que les obliga a dejar de ser dueños de sus medios de producción para vender su fuerza de trabajo a un capitalista. El capitalismo llevado a cabo por la clase burguesa fue en un principio revolucionario. Revolucionó no sólo la producción sino que amplió el comercio a escalas nunca vistas, lo que repercutió en las mejoras en los medios de locomoción, muchas ramas industriales como los productos químicos fueron aplicados a la industria y al campo, países lejanos donde aún no se había desarrollado el capitalismo suministraban las materias primas para luego comprar las manufacturas lo que les condenaba a ser colonias de las que el imperialismo se apropiaba mediante la exportación de capitales. Pero llegados a este punto debemos preguntarnos qué quiere decir la burguesía cuando aún emplea los conceptos que le hicieron un día revolucionaria.
¿Qué quiere decir la burguesía cuando habla de democracia en general?
La caída del campo socialista ha hecho que la burguesía venda la dictadura del capital, o sea la democracia burguesa, como el mejor y único de los sistemas. Para defenderla se habla de la democracia en general. Es un planteamiento político que anula los distintos intereses de las clases sociales en pugna y lo fía todo a una colaboración interclasista, que se podría resumir en: si el rico se forra, el obrero come. Estas ideas han sido introducidas interesadamente por la burguesía y sus agentes en las organizaciones obreras (CCOO, UGT, Sumar) y forcejean convulsivamente, mediante distintos actores, con el fin de hallar argumentos ideológico-políticos para defender la dominación de los explotadores.
Lenin ya nos advertía que cuando “se habla de democracia en general y dictadura en general, ese planteamiento de la cuestión desde el punto de vista -como dicen falsamente- de todo el pueblo, es una descarada mofa de la teoría principal del socialismo, a saber, de la teoría de la lucha de clases”. Esto hace que el revisionismo sea la pata izquierda del capital que, aunque reconocen esa lucha de clases de palabra, la ignoran en la práctica. La dictadura del capital es la democracia burguesa, por lo que no nos tiene que dar reparo en declarar que abogamos por la dictadura del proletariado, que es la forma más amplia y radical de democracia, al ser el gobierno de la mayoría sobre una ínfima población de explotadores y chupasangres.
¿Qué quiere decir la burguesía cuando habla de libertad en general?
La libertad en general que promueve la burguesía nos habla en exclusiva de la defensa a ultranza de la propiedad privada capitalista obtenida de la extracción de plusvalía, esto es, de la explotación del trabajo ajeno. Declara que no hay libertad sin propiedad privada. Toda la legislación y los cuerpos represivos, tanto armados como legislativos, se ponen al servicio de esa defensa. En ese contexto, la burguesía desdibuja el concepto de la propiedad privada capitalista a la clase obrera y la llama propiedad privada en general para que no se diferencie de la propiedad privada de un obrero que sale del fruto de su trabajo. Esto sirve para decirle a las masas trabajadoras a las que explotan, que los comunistas quieren arrebatarle cualquier cosa que haya salido fruto de su esfuerzo diario, cuando es la burguesía quién le arrebata nueve décimas partes de su esfuerzo diario cuando extrae plusvalías de su trabajo. Los comunistas lo que queremos socializar es la propiedad privada de los medios de producción para poner el fruto del trabajo social en manos de las necesidades sociales, no vamos a atacar jamás a lo que la clase obrera ha conseguido fruto de su esfuerzo.
¿Qué quiere decir la burguesía cuando habla de la creación de empleo?
La burguesía quiere maquillar la apropiación privada del trabajo social, lo que significa la creación incesante de plusvalía, el aumento del grado de explotación en el trabajo y muchos más métodos, como el aumento de la longitud de la jornada laboral con infinidad de horas extras que no se cobran, por ejemplo, vendiendo que es el empresario el que asume la mayor parte del riesgo y que esa asunción debe ser compensada con la mayor parte de la ganancia. El capitalista se erige así en el garante del bienestar social para la clase obrera, cuando es sólo el obrero el que produce valor y este se lo apropia a usura. Si, por ejemplo, el capitalista pusiera en juego sus medios de producción sin trabajadores que las pongan en marcha, evidentemente no va a ganar nada. Es el obrero el único que produce la plusvalía y posterior ganancia capitalista de la que sólo se desprende de una ínfima parte, los salarios, que son, como decía Marx, lo que le permite al obrero saciar sus necesidades básicas, estar en plenas facultades para su siguiente jornada laboral y reproducir la mano de obra en su descendencia, cosa que ya no va siendo muy necesaria y que se evidencia en la pérdida en de poder adquisitivo de los salarios reales, debido a que la automatización necesita menos mano de obra y que el desarrollo máximo de los medios de producción y su automatización ya no necesitan reproducir la mano de obra a tanta velocidad.
¿Qué quiere decir la burguesía con la libertad de empresa?
Por libertad de empresa habla la burguesía de que todo el mundo puede alcanzar altas cuotas de ganancia mediante la iniciativa personal. Elon Musk, Florentino Pérez, Bill Gates, Mark Zuckerberg, cualquier ejemplo sirve. Se habla de libertad de emprendimiento y se obvia que la fase superior del capitalismo en la que nos encontramos, el imperialismo, se caracteriza por el fin de la competencia de los primeros estadios del desarrollo capitalista, ya que son los monopolios los que dominan la producción e imponen las condiciones. Se obvia, también, que hay toda una judicatura y un ejército permanente creados para blindar sus intereses que en cualquier momento pueden salir por la guerra contra cualquier elemento que los cuestione o los ponga en peligro. De ahí vienen las guerras a gran escala.
¿Qué quiere decir la burguesía con el respeto a los derechos humanos?
En un mundo en que existe el comercio desigual en el mercado internacional del que se nutre el imperialismo, ingentes capas de población quedan en situación de exclusión. Si una multinacional norteamericana, por poner un ejemplo, necesita el coltán que se extrae de la República Democrática del Congo para fabricar sus teléfonos móviles, habrá que ver las consecuencias de cómo ese comercio desigual repercute en los derechos humanos de los seres humanos que extraen a mano el coltán y que ha visto cómo su esperanza de vida se ha reducido a 36 años desde que se utiliza este material para la creación de las baterías. Las condiciones intrínsecas de explotación económica que impone el imperialismo a los países dependientes, condenan a dos tercios de la población mundial al hambre, a la miseria, a la muerte por enfermedades curables, a la reducción extrema de la esperanza de vida y muchas más cosas que obviaremos por la extensión del documento. La forma de producción capitalista, más en su forma imperialista, es la antítesis de los derechos humanos por su naturaleza asesina, expoliadora e insaciable, y sólo su extinción hace posible su respeto.
¿Qué quiere decir la burguesía cuando aboga por la paz y en contra de las guerras?
El capitalismo, cuando logró suprimir la competencia y entrar en la fase imperialista, como ya dijimos, (recomendamos la lectura de “Imperialismo, fase superior del capitalismo” (1916) de Lenin), tuvo que lanzarse a la conquista de nuevos mercados en una serie infinita que alcanza hasta nuestro presente. Ocurre siempre que cuando los distintos mercados de los países imperialistas en pugna se solapan, empiezan las guerras y las pugnas para hacerse con nuevos territorios donde exportar capitales y apropiarse de las materias primas.
Cuando se le podía parar los pies con el contrapeso del campo socialista, el único que por su forma de producción puede asegurar la paz a la clase obrera mundial, que es la que pone los muertos para que ellos se apropien de los mercados, Kruschev lanzó la tontería de la coexistencia pacífica, polémica a la que dedicaremos un artículo, ya que el capitalismo necesita extender a toda costa sus mercados en busca de materias primas y para colocar los excedentes de su anarquía productiva y, por lo tanto, necesita armarse constantemente en detrimento de las necesidades sociales. Sólo puede hacer eso, es su naturaleza intrínseca, lo vemos en Gaza, Yemen, Ucrania, etc… El capitalismo en su última fase de desarrollo es sinónimo de guerra y nos lleva, irremisiblemente, a la tercera guerra mundial, ya que la infinidad de conflictos localizados van escalando hasta revertir en amplias zonas que se fusionan y escalan a nivel planetario como ya ha ocurrido en las dos guerras mundiales y hacia la tercera mundial a la que nos encaminamos.
De todos estos interrogantes podemos inferir que la tergiversación de lo que cuenta la burguesía es la base de su guerra ideológica, la única que ya le sostiene. Siempre hay que leer lo que dice al revés, ya que habla en defensa exclusiva de sus propios intereses de clase como si hablara del interés general. No hay que perder de vista que la clase obrera es la más numerosa y que es inviable un sistema político y económico donde el producto del trabajo social se lo apropie una minoría que, además, no produce nada.
Con la derrota definitiva de este sistema criminal, habrá muchas cosas que podremos rescatar como los avances científicos, el máximo desarrollo de los medios de producción y mediante la planificación económica se podrá saber qué, cuánto y en cuánto tiempo producir, lo que revertirá en el fin de la anarquía productiva y las crisis periódicas. La centralización de la producción y la planificación ya vienen dadas por el método de producir de la fase última del capitalismo y es lo que la muerte del capitalismo prepara a su sistema superador, el socialismo, ya que todo lo viejo lleva en sus entrañas el germen de lo nuevo.
Nosotros tenemos claro que la única salida es la vía revolucionaria, ya que ningún explotador se deshará de sus privilegios de forma voluntaria. Por eso, desde el PCOE, te llamamos a organizarte en nuestro Partido con el fin de llevar a cabo esta ingente labor que ha de concluir con la emancipación de la clase obrera.
¡GANEMOS LA BATALLA IDEOLÓGICA A LA BURGUESÍA!
¡POR LA EMANCIPACIÓN DE LA CLASE OBRERA!
¡PROLETARIOS DEL MUNDO, UNÍOS!
COMISIÓN DE AGITACIÓN Y PROPAGANDA DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)