El movimiento obrero debe poner fin al amarillismo sindical

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Cada año podemos comprobar cómo el sindicalismo amarillo (esto es: CCOO, UGT, Fasga, Fetico…) se cuelga medallas al mérito por vender los pocos derechos que los trabajadores ostentan a día de hoy. Más aún, en plena crisis económica sin parangón desde el llamado «crack» de 1929, la maquinaria oportunista sindical ha pisado el acelerador debido a que hoy día se imponen la robotización y la temporalidad como fórmula para sostener el capitalismo.

Desde el inicio de la pandemia, las medidas estrella que el gobierno actual vendía como progresistas (a pesar de estar apoyadas incluso por el abiertamente fascista VOX) consistieron en su esencia en la exoneración a la empresa privada de sus obligaciones según la ley vigente, eminentemente burguesa. Es decir, nos venden como lo «más progresista de la historia» salvar de todo gasto a los explotadores.

En una recesión como la que vivimos, en la que los monopolios tienen la obligación de defender sus intereses para poder seguir amasando ganancia, se nos pretende convencer de la existencia de unos agentes sociales todopoderosos que llegan a posiciones que favorecen a trabajadores y empresarios. Estos agentes son:

  • El gobierno de PSOE y UP: que al jurar la Constitución ha jurado implícitamente lealtad a las instituciones franquistas rehabilitadas y a la economía de
  • La patronal.
  • Los sindicatos CCOO y UGT, los cuales, como muestra pequeñísima de su inutilidad frente al pueblo trabajador, están implicados por tramas de corrupción como las Tarjetas Black o el caso de los ERE de Andalucía.

Con semejante trío de ases, el sistema capitalista vuelve a ganar a costa de los trabajadores.

Esta pandemia ha sido la excusa para los ERTE con dinero público y que ya se convierten en ERE, del Ingreso Mínimo Vital como medida complementaria a la pobreza y la precariedad, para un teletrabajo enfocado a cargar costes materiales al trabajador, para hundir todavía más el desempleo juvenil y, en definitiva, para los que no teníamos nada tengamos menos aún.

No se explica esta situación sin este sindicalismo amarillo de CCOO y UGT, que de forma sibilina provocan que el trabajador agache la cabeza y acepte estas condiciones como mal menor, abocando a nuestra clase a la eterna defensiva.

Este 1 de mayo, el Partido Comunista Obrero Español (PCOE) hace un llamamiento a los trabajadores a dejar de ser los eternos acomplejados y que nuestra clase pase a la ofensiva. Somos generadores de toda la riqueza que nos rodea, no se puede pensar el mundo sin la fuerza de nuestro trabajo. Sin embargo, aquellos que sólo parasitan nuestro trabajo cada día que pasa, los burgueses, nos aplastan por mejorar su ganancia. No hay agentes sociales que reconcilien eso. No existe un punto intermedio entre posiciones que per se son antagónicas.

El movimiento obrero debe de liberarse del amarillismo en sus filas y rezar la única consigna que realmente abandera el progreso: ¡Socialismo o barbarie! Naturalmente, es inviable propugnar esto cuando tenemos en nuestras propias filas agentes burgueses con piel de obrero. La única forma que tenemos para avanzar a día de hoy es depurando nuestras filas y asumir que el único sindicalismo que nos ayudará a llegar a nuestro cometido es el sindicalismo de clase, enmarcado internacionalmente en la Federación Sindical Mundial (FSM), que como no puede ser de otra forma confronta a todo sindicato siervo de la patronal.

 

¡Viva el 1 de mayo!

¡Viva el sindicalismo de clase!

¡Por la emancipación de la clase obrera!

 

COMITÉ EJECUTIVO DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)




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