El trabajo asalariado no dignifica; esclaviza

image_pdfimage_print

Desde siempre se nos ha vendido que «el trabajo dignifica», y los mismos que repiten el discurso sin pararse a pensar son los primeros en quejarse de estar cansados, con los huesos molidos, sin poder pasar tiempo con su familia, sin tener tiempo para ocio, y, en definitiva, para vivir. Y, ¿por qué esa frase ha calado tanto? Porque la propaganda capitalista nos la ha sabido meter a fuego, porque la maquinaria capitalista necesita de la fuerza de los obreros para seguir funcionando, siendo esta la prueba más clara de que el que genera riqueza es el obrero, y no el patrón.

¿Por qué en la Unión Soviética la jornada laboral era de siete horas diarias, 35 semanales, reducibles no solo a las embarazadas, sino también a los trabajos peligrosos, mientras en algunos países la jornada era aún de más de 15 horas? Porque en la Unión Soviética, como punta de lanza del socialismo, entendieron que el trabajo es necesario para producir lo básico, no para generar riqueza en manos de unos pocos.

El recién nombrado Presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, un declarado anticomunista, conservador, liberal y racista acérrimo, ha mencionado reiteradamente su intención de establecer en su país la jornada laboral máxima de ¡120 horas semanales! Lo que daría una media de 17 horas diarias, esto, sumado al SMI surcoreano, es aún más alarmante si tenemos en cuenta que cada surcoreano cobra alrededor de 1300€ mensuales, es decir, poco más de 300€ en comparación con España, que tiene establecida la jornada laboral en 40 horas semanales.

Pero, ¿por qué decimos que el trabajo asalariado, bajo las condiciones del sistema capitalista, no es sino una muestra más de la esclavitud a la que nos somete dicho sistema a los obreros? El autoproclamado Gobierno más progresista de la Historia ha establecido el SMI en 1.000€, lo que supone una subida del 1,58% con respecto al anterior SMI. Esto es papel mojado, si tenemos en cuenta que el IPC ha subido un 6,5% en 2021; la gasolina un 21% y la luz casi 35%. Son migajas. Los trabajadores nos pasamos horas y horas de nuestras vidas para ganar un poco que nos permita sobrevivir un día más, pero no para vivir cómodamente. ¿Quiénes sí viven cómodamente, además de los miembros del Gobierno más progresista de la Historia? La burguesía, las eléctricas -con un beneficio del 24% en la primera mitad de 2022- y las compañías petrolíferas, que alcanzan también un margen del 24%, pese a las amenazas de que iban a obtener pérdidas por los 25 céntimos que daba el gobierno por litro y los 5 que aportaban las propias compañías. ¿Qué nos queda de beneficio a los obreros del trabajo que realizamos? Nada. ¡Del trabajo que nosotros hacemos no nos queda nada; todo para la burguesía y para el sistema capitalista que la sustenta! Si nosotros generamos los beneficios, ¡que los beneficios sean para nosotros!

¡Esto es el capitalismo! Trabajar para producir, como máquinas que somos para el patrón, y cuando la máquina se estropea, se cambia por otra. Porque tal y como decía Marx, para el patrón no somos más que mercancía que se mueve en un mercado y cuyo valor fluctúa en función de la oferta y la demanda.

Los comunistas no nos oponemos al trabajo, siempre y cuando los frutos de este se destinen única y exclusivamente al avance de la sociedad obrera y campesina, ¡y nunca en beneficio de un burgués cuyo único mérito es poseer los medios de producción! El trabajo en el socialismo será un deber social, para construir una sociedad en beneficio de todos.

 

COMITÉ PROVINCIAL DE CIUDAD REAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (PCOE)




Deja un comentario