El pasado jueves 8 de noviembre la barriada cordobesa de Las Moreras fue noticia a nivel nacional por una reyerta que dejó un muerto de 26 años y seis heridos, uno de ellos de gravedad. Los medios de comunicación trataron este episodio con morbosidad, sin explicar las condiciones materiales de la citada barriada, abandonada durante décadas por las instituciones locales y autonómicas.
Considerado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) como uno de los barrios más pobres no sólo de Córdoba, sino de España, Las Moreras da cobijo a cerca de ocho mil habitantes. Según un documento elaborado por los Servicios Sociales Municipales, el 50% de su población en edad de trabajar se encuentra en desempleo, porcentaje únicamente superado por el 70% de Las Palmeras. Hay un 15% de analfabetismo, siendo muy frecuente el abandono de los estudios. Respecto a las viviendas, más de 1.400 se encuentran en estado de conservación “ruinoso, malo o deficiente”, habiendo más de tres mil sin ascensor en edificios de hasta cuatro plantas, algo que resulta problemático para las personas de edad más avanzada.
Tras los sucesos trágicos, la Asociación de vecinos La Palabra señaló que la solución para el barrio “no pasa por una mayor presencia policial, sino por remangarse para frenar el deterioro del barrio”, alegando un problema de “dejadez” por parte de las administraciones. Citando a Ana Sánchez, presidenta de La Palabra, “el barrio está cada vez más en deterioro y los políticos se han olvidado de él”, añadiendo que “se nos está condenando a la exclusión; la alcaldesa siempre tiene buenas palabras cuando le pedimos ayuda, pero se queda sólo en eso”.
El actual ayuntamiento del PSOE, que ha quitado importancia a los problemas que los habitantes de Moreras llevan soportando durante décadas, así como el PP y los oportunistas de PCE/IU (los que durante más tiempo han gobernado la ciudad) no han movido un dedo para solucionar esta situación, mostrándose totalmente indiferentes ante la pobreza y marginalidad de esta barriada así como de otras que también figuran entre las quince más pobres de España, como es el caso de Las Palmeras, el Sector Sur o el Polígono Guadalquivir.
La indiferencia es tal que en los últimos meses se han ocupado instalaciones de la Diputación Provincial y del Ayuntamiento en Moreras, como el centro de prevención a la drogodependencia, un centro de mayores, así como el antiguo centro de Educación Permanente (cerrado en 2017) conocido como Círculo Cultural Raíces. Todo esto con la pasividad de las autoridades locales. Como ya denunció la asociación vecinal La Palabra ante el cierre de su centro de educación, “eliminar otro recurso del barrio dice muy poco de la política de la Junta de Andalucía contra la desigualdad y la exclusión social. Vaciar de recursos un barrio con una población que supera los 7.000 habitantes no es precisamente un acierto, sino más bien un error enorme”.
El problema de la distribución de la vivienda, responsabilidad de la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (AVRA), dependiente de la Junta de Andalucía, ha sido gestionado de forma nefasta, siendo entregadas viviendas a personas que no las utilizan o que las empleaban para otros fines. Cuando la asociación vecinal fue a pedir explicaciones de esto al pleno municipal fue desalojada por el propio ayuntamiento sin dar explicaciones, con el silencio cómplice de los medios de comunicación.
La última exigencia de los habitantes de Moreras ha sido dirigida a la Delegación de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía en Córdoba, solicitando que intervenga en el marco de sus competencias en salud, ante la presencia de mosquitos tigre en la misma a consecuencia de aguas estancadas y fecales en las cocheras y sótanos de algunos bloques. Esto también es responsabilidad de AVRA, la cual a día de hoy no ha tomado ninguna decisión.
Los citados problemas, ante el abandono de la administración local y autonómica, son el caldo de cultivo para el surgir de dos males para la clase obrera, las cuales trabajan mano a mano: por un lado, la extrema derecha, como viene ocurriendo en diferentes lugares del mundo ante las políticas capitalistas (por tanto, anti-obreras) aplicadas por los representantes de la socialdemocracia o la “izquierda del sistema”. A quien pasee por Moreras no le sorprenderá ver en sus muros pintadas de un partido neonazi responsable de haber apuñalado en la calle Alfaros a una persona voluntaria en una ONG en 2014. No es de extrañar, teniéndolo en cuenta, que entre los centros ocupados de forma ilegal ante la pasividad de la administración está el de atención al inmigrante.
Por otro, está el lumpen-proletariado, en el caso de Moreras, vinculado principalmente al tráfico de drogas. No es ningún secreto que entre los protagonistas de la reyerta que ha sido tan mediatizada hay traficantes de drogas, estupefacientes empleados para paralizar a la clase obrera en lugar de buscar una solución a sus miserias del día a día. Esto no es algo exclusivo en Moreras, en otras barriadas como Las Palmeras los vecinos organizaron patrullas ciudadanas nocturnas en 2014 para evitar robos y abusos de cualquier tipo, lo cual les valió la hostilidad de la Subdelegación del gobierno (por entonces, en manos del Partido Popular) que en boca de su representante Juan José Primo Jurado son “absolutamente desaconsejables”. Ni siquiera se les permite la defensa de sus propios barrios.
Queda constatado que el régimen criminal capitalista, al no ofrecer ninguna expectativa de una vida medianamente decente, sólo conduce a la desilusión, en especial de los más jóvenes, que no dejan de ser carnaza para los traficantes de drogas que realizan reclutamientos en los barrios con mayor desempleo y con menor renta.
Como la asociación vecinal La Palabra afirma, la solución a sus problemas no pasa por una mayor presencia policial en la zona, sino con una respuesta a sus condiciones de miseria. Esta tarea jamás será llevada a cabo bajo este sistema económico por ninguna de las fuerzas políticas gobernantes, sino única y exclusivamente por la clase obrera, uniendo sus luchas con la de otros barrios, en pos del derrumbe del capitalismo y la construcción del socialismo.
Para ello debemos contar con una estructura de poder, como el Frente Único del Pueblo, con la que seamos nosotros quien decidamos el futuro y tomemos el control de lo que produzcamos con el esfuerzo de nuestro trabajo.
ACABAR CON LA MISERIA ES ACABAR CON LA VIOLENCIA DE TODO TIPO
CONSTRUYAMOS EL PODER POPULAR CON EL FRENTE ÚNICO DEL PUEBLO
ACABEMOS CON EL CAPITALISMO, LUCHEMOS POR EL SOCIALISMO
Secretario Político del PCOE en Córdoba capital