La situación que están viviendo las trabajadoras de Clece no es exclusiva de su plantilla ni de su sector. Es consecuencia del sistema capitalista, que afecta y explota de igual manera al resto de sectores. Esta situación ha llevado a las trabajadoras a convocar desde el 19 de febrero una huelga indefinida.
El Estado español, lacayo de los monopolios y grandes empresas multinacionales, vende a la clase obrera al mejor postor a la mínima oportunidad que se le presenta. Sin ningún tipo de escrúpulo, y con la mayor desvergüenza, los gobiernos de turno, sean del color político que sean, se erijan en la pata izquierda o la pata derecha del sistema, no escatiman en facilitar los chiringuitos que estén a su alcance para beneficiar al gran capital. Así, a través de las privatizaciones de los servicios públicos, entregan a los capitalistas en bandeja a los trabajadores que realizan estos servicios. Porque, ¿qué son las licitaciones de estos servicios sino subastas de trabajadores? ¿De dónde pensamos que salen las diferencias de precio que tan beneficiosas les sale sino de sobreexplotar a los trabajadores? Eso sin contar con que al privatizar estos servicios se desentienden también de ellos, mirando para otro lado cuando aparecen conflictos, como si con ellos no fuese el tema. Esto es justamente lo que está pasando en Fuengirola con las trabajadoras del SAD, servicio que lleva la empresa Clece.
Clece es una compañía multinacional con sede en España, Portugal y Reino Unido con más de 79.000 empleados. Abarca sectores como la administración pública, aeroportuario, centros de ocio y deportivos, financieros, hospitalarios, educativos, hosteleros, sociosanitarios, etc. Propiedad 100% de ACS, el accionariado del Grupo ACS es el siguiente:
Florentino Pérez, presidente de ACS y primer accionista con un 12,6%. El también presidente del Real Madrid, que ha visto aumentadas en 450 millones de euros sus reservas en tiempo de pandemia. Los empresarios Alberto Cortina y Alberto Alcocer, investigados por casos de corrupción, a través de Corporación Financiera Alcor, con otro 8,6%. Les siguen instituciones transnacionales como Société Générale, con una participación del 5,3%, el gestor de fondos BlackRock con un 4,9% y Goldman Sachs con un 3%.
Esta empresa tiene registradas numerosas denuncias de abusos laborales desde hace más de 10 años, tanto por parte de las trabajadoras de la filial como de Inspección de Trabajo o de instancias municipales que alegan incumplimiento de contratos establecidos para la provisión de sus servicios. Las denuncias hacen referencia a los mismos abusos que señalan las trabajadoras del servicio del SAD de Fuengirola, y que son la precariedad laboral, jornadas de trabajo por encima de lo que marcan sus contratos, remuneración baja o no ajustada, contratos temporales en lugar de indefinidos marcados por convenio, despidos improcedentes, trabajo con materiales insuficientes o en mal estado, entre otras. En el caso de estas trabajadoras del SAD hay que añadir que cubriendo un servicio indispensable para las personas mayores en situaciones complicadas, sobre todo en esta época de pandemia, trabajadoras que han estado en primera línea ayudando y cuidando a personas con un alto riesgo de contagio, poniendo en riesgo no solo su salud sino también la de sus familias, se les niega el reconocimiento del COVID-19 como enfermedad laboral. Pero ¿qué protección pueden tener estas trabajadoras cuando Clece incumple los acuerdos del SERCLA y ni se le sanciona por ello? Las leyes en el sistema capitalista se escriben en papel mojado cuando se trata de que la cumpla la clase opresora.
Si sumamos los beneficiosos chanchullos que las instituciones gubernamentales proporcionan a Clece, vemos que ha recibido al menos 7€ millones en contratos por la vía de emergencia en la Comunidad de Madrid, relativos a servicios de limpieza de 32 hoteles, el Hospital de Campaña Ifema y otros dos servicios relativos a la empresa pública del metro de Madrid. En el caso del Hospital de Campaña de Ifema ha seguido supuestamente recibiendo compensación incluso con el hospital ya clausurado. También ha recibido tres contratos públicos por la vía de emergencia por parte del Ministerio de Defensa: el servicio de limpieza intensiva del Centro Militar de Farmacia de la Defensa, el del Hospital General de Zaragoza y el del Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla. El otorgamiento de los contratos por vía de emergencia se hace sin concurso público. La poca transparencia con la que se han tramitado ha sido objeto de crítica. Si a esto le añadimos la sobreexplotación a la que Clece somete a los trabajadores no nos puede extrañar que la facturación de 2019 haya sido de 1.579 millones de euros.
Las voces de los trabajadores de las residencias privadas son acalladas con más facilidad que en las residencias públicas. Sin ir más lejos, a principios del año pasado, trabajadoras del Centro Alzheimer Fundación Reina Sofía, de la empresa Clece, fueron despedidas por denunciar la falta de personal y de las condiciones higiénicas necesarias en su centro.
Pese a ello, la presidenta Ayuso aplaude una donación de Florentino Pérez que solo sirve como un lavado de imagen de cara al público, pues mientras él dona dinero a la Comunidad y lo anuncia a bombo y platillo, en sus residencias, al igual que en otras muchas de la Comunidad, el personal se encuentra desamparado ante la expansión del virus, sin material ni personal suficiente para poder afrontar la situación.
¿Cómo puede un alcalde, siendo el cargo público más cercano a su pueblo, o una presidenta de una comunidad, ceder a los trabajadores de su municipio a empresas de este tipo? Muy sencillo: porque miran por los intereses de los dueños de las empresas y no de los trabajadores. Clece se ha visto involucrada en denuncias de casos de puertas giratorias y de presunto delito de cohecho aunque en este último fuera exonerado.
Todo lo anteriormente expuesto es un ejemplo perfecto de lo que es el Capitalismo, un sistema criminal basado en la explotación del hombre por el hombre, en la opresión de una clase -los capitalistas- sobre otra -la clase obrera-, un sistema que se basa en la corrupción y el robo legal del plus valor que generan los trabajadores. Y la perversión de este sistema consiste en que, después de ser explotada, vilipendiada, humillada, etc., es la clase obrera, como las trabajadoras del SAD de Fuengirola, la que paga con impuestos a los traidores que la venden y a los mafiosos que la compran. Es la clase obrera la que sostiene todo este sistema con su trabajo, con su sudor y con su vida, en todos los sectores, en todas las provincias y en todo el planeta.
Podría pensarse que los trabajadores debemos exigir que todos los servicios públicos gestionados por las instituciones que mantenemos con nuestros impuestos sean remunicipalizados y asumidos directamente por las instituciones que los gestionan para garantizar bajo su responsabilidad estos servicios tanto a las personas que los reciben como garantizar también las condiciones dignas del trabajador que los realiza. Podría pensarse también que debemos exigir la nacionalización de todas las empresas que se han privatizado o han sido sostenidas mediante subvenciones del Estado. Pero esas reivindicaciones, habiendo constatado que para la clase obrera es imposible vivir en el Capitalismo, no dejarían de ser una quimera, pues siendo los trabajadores quienes mantenemos a flote la sociedad, dejándonos las vidas en nuestros puestos de trabajo para que nuestros sueldos de miseria sigan sirviéndonos para pagar sus chiringuitos, los capitalistas y sus gestores a sueldo de los gobiernos ya ni siquiera nos dejan lo justo para malvivir.
La realidad es tozuda y por mucho que nos endulcen el sistema capitalista sus defensores, la única salida que tenemos los trabajadores es la de luchar por tomar el control de todos los medios de producción. En definitiva debemos luchar para que el Capitalismo, un sistema criminal para la clase obrera, pase a los anales de la historia, dando paso a una nueva fase histórica sin explotadores ni explotados.
Desde el PCOE hacemos un llamamiento a toda la clase obrera para la creación de un Frente Único del Pueblo contra el Capitalismo Monopolista y su Estado, por la superación del Capitalismo y la construcción del Socialismo. Mientras los trabajadores no rompamos con el Capitalismo, con su Estado, con la Unión Europea y con el proyecto imperialista de sus monopolios, estaremos condenados al sufrimiento, a la pobreza y a la muerte. Es el momento de unir todas las luchas de los diferentes sectores que conforman la clase obrera en una única lucha contra los empresarios, su sistema económico y su Estado.
¡¡POR EL FUTURO DE NUESTRO PUEBLO, CONSTRUYAMOS UN FRENTE ÚNICO DEL PUEBLO CONTRA EL CAPITALISMO Y SU ESTADO!!
¡¡SOCIALISMO O BARBARIE!!
Comité Provincial de Málaga del Partido Comunista Obrero Español (PCOE)